miércoles, 28 de marzo de 2018

Pasión de Cotilla.

Durante dos horas, Bedulio y un compañero, estuvieron buscando por todos los rincones al famoso marciano. Al final se sentaron en la salita a descansar y poner en orden sus ideas, preconcebidas claro. El compañero se lo echó en cara: - ¿Por qué tiene que ser marciano el bicho que buscamos? ¿Por qué tú lo digas? ¿Por qué no puede ser un Saturniano? - ¿Cómo va a ser de Saturno con lo lejos que está? A ver si piensas un poco que para eso tienes cabeza y no solo para llevar la gorra.

La discusión siguió durante un rato hasta que en la tele empezó el concurso de la Isla y los supuestos náufragos. Se quedaron empardalados delante de la pantalla. Aproveché para ir en busca de Pascualita, antes de que le diera por dar saltos mortales y llamara la atención de los Municipales.

¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! ¡Ay, nena que semana más buena!. Ya he perdido la cuenta de las carteras que "he hecho" estos días... - ¡Puso una a cada lado del altar, lo más lejos posible una de otra. - Júntelas y no tendrá que hacer el altar tan grande. Si acerca las fotos, con una vela para los dos van que chutan.

- No me fío de ella. ¡Lo va a camelar! ¿No has visto que mirada más penetrante tiene? Y mi gurú es un santo varón, un inocente, por eso le pasa todo lo que le pasa. Lo engañan como a un chino y después ¡mira lo que le toca sufrir! - ¡¿No me diga que está celosa?! - ¡Claro que lo estoy! Soy como esas mujeres dolientes de las coplas, que adoran al torero en silencio, sufren por él, mendigan una palabra, una sonrisa suya y después llega una lagarta ¡y se lo lleva para esquilamarlo y disfrutar de su fama y su dinero y cuando todo ésto se acaba, lo deja tirado como un trapo! mientras la pobrecilla, o sea yo, le amará toda la vida, sin pedir nada a cambio, hasta que la muerte los una, por fin, en el cielo de los amores imposibles. - ¡Jopé! Cotilla, que dramática ha venido jajajajajaja - Me acerqué al altar, cogí las dos fotos y las hice pedazos. - ¡Hale, se acabó el problema!

- ¡¡¡Quedas detenida en nombre de la Ley, POR INSENSIBLE...!!!  ¡Buaaaaaaaaaaa!

Detrás de mi, Bedulio y su compañero, se secaban las lágrimas de emoción. Me pusieron las esposas mientras sorbían los mocos. A empujones me metieron en el ascensor, después en el coche patrulla y finalmente en una celda. Y mientras ellos contaban a los compañeros lo que había pasado, yo seguía pasmada sin entender a qué venía mi detención. Pero el estupor se convirtió en ansiedad cuando Pascualita se removió en mi bolsillo ¡Me había olvidado de ella y estábamos en la boca del lobo! Entonces grité: - ¡¡¡QUIERO HABLAR CON MI ABUELAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!

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