martes, 27 de marzo de 2018

Pesadillas.

Esta noche he dormido fatal por unas pesadillas. Cada vez que me despertaba quería llamar a la abuela para que viniera a hacerme compañía pero, unas veces por pereza de levantarme, otras porque tenía miedo de que hubiera alguien debajo de mi cama y otras... En fin, que no he llamado a nadie.

Después, mientras leía el periódico desayunando, me he dado cuenta de que mis sueños tenían que ver con la realidad. Por ejemplo, en un de ellos alguien decía, con voz tenebrosa, que el sexto beatle había sido detenido. ¡Son cuatro! gritaba yo, histérica y decía sus nombres como en los conciertos de los sesenta: ¡¡¡Jhon, Paul, George, Ringo!!! Sin embargo la cara del sexto beatle crecía hasta hacerse un ídolo descomunal. A mi alrededor, la gente se desgañitaba, se tiraba al suelo y lo adoraban como a un dios: ¡¡¡Puigdemont!!!

Fue una de las primeras veces que me desperté, sudorosa y tuve que recurrir a un vaso de agua para calmarme. Poco después me dormí y en mi sueño aparecieron gentes con capirotes. Venían a por mi, con los hachones encendidos, arrastraban cadenas y su sonido me ponía los pelos de punta. ¡¡¡Abuela, quieren comerse a Pascualita!!! - Algunos capirotes llevaban sacos a la espalda llenos de panecillos con aceite, preparados para meter a la sirena. Me señalaban con el dedo ¡¡¡Ella tiene al monstruo!!!

Abrí los ojos en la oscuridad y me quedé acurrucada. No me atreví a sacar una mano de debajo de las mantas para encender la luz de la mesilla de noche ...

El periódico hablaba del bicho extraño que vieron algunos nazarenos durante la procesión y a una loca, a la que reconocerían con los ojos cerrado, que se lanzaba a por él. Todos estaban de acuerdo en que era un extraterrestre, la controversia estaba en el astro de procedencia ¡Era un marciano! decía uno. ¡Era de Saturno, lo sé de buena tinta! estaba convencido otro. Y así fueron haciendo a Pascualita oriunda de medio Firmamento.

La noticia decía también que se había echo un retrato robot de "la loca" y lo enseñaban. ¡Se parecía tanto a mi como un huevo a una castaña! Respiré aliviada. Nadie podía reconocerme. Y bebí una copa de chinchón a mi salud antes de que llamaran a la puerta. Era Bedulio. - ¡Vengo a requisarte al marciano! - Quedé petrificada... En el rellano, los vecinos murmuraban - Con el buen ganado que tenemos por aquí, la boba de Coria va y se busca el novio en la estratosfera. Con razón dice su abuela ¡Que cruz tengo contigo!


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