lunes, 27 de mayo de 2024

Las amigas van de caza.

Como un clarín, el claxon del rolls royce de los abuelitos, se escuchó de punta a punta de mi barrio.

Acababan de poner las calles cuando ocurrió y fueron muchos los vecinos (me incluyo y también a Pascualita) a los que se les rompió el sueño y se acordaron, de toda la familia de quien lo tocaba, que no era otro que Geooooorge el mayordomo inglés de la Torre del Paseo Marítimo.

Luchando contra las legañas, que no querían abrir los ojos todavía, salí al balcón para lo que tuve que despertar a ambas caras de Cristalera que, según me dijeron, estaban en el mejor de los sueños y remataron la frase con un: - ¡Jodío coche!

Desde el balcón, el árbol de la calle, mi primer abuelito, algunas bolas de polvo madrugadoras y yo, vimos a la Cotilla salir a paso de carga del portal y entrar en el cochazo que la esperaba con el motor en marcha. 

Lo primero que pensé fue que Geoooorge y la Cotilla tenía un idilio clandestino. Lo comenté con mis acompañantes: - ¿Ya le has dado un tiento al chinchón, nena? (preguntó el abuelito, preocupado) Es muy temprano...

Llamé a Andresisto que, con voz pastosa, preguntó: - ¿Dígameeeee? - ¡ME! - Luego tuvimos una conversación de la que deduje que la Cotilla había descubierto un gimnasio con un profesor que "está buenorro" - Son sus palabras textuales, nena. Y han ido temprano a por él porque más tarde hay "mucha lagarta por allí" Estas palabras son textuales. 

Cuando colgué el teléfono, el árbol de la calle comentó: - ¿Está preocupado tu segundo abuelito, nena? - Sí. Dice que no le gustaría estar en la piel del pobre hombre.

 

 

 

 

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