viernes, 2 de mayo de 2014

Esta mañana ha sonado, imperativamente, el timbre de la puerta y Geooooorge ha ido a abrir. Yo estaba desayunando con la misma elegancia que debe hacerlo la Reina de Inglaterra: con el periódico abierto sobre la mesa, la ensaimada, el cola cao, el zumo de naranja natural, la miel, el vaso de agua... Todo puesto en una bandeja adornada con un tapete de puntilla y un jarroncito con flores. Frente a mi estaban Pepe-Crisogono (al que el mayordomo trata siempre con mucho respeto cuando le quita el polvo) y Pascualita, camuflada entre la fruta del frutero. Es tanta la tranquilidad y sosiego que me rodea cuando como desde que estoy "embarazada" que me temo que voy a ponerme como una vaca sin necesidad de que me muerda la sirena.

Entonces, como una locomotora de vapor a toda pastilla, vi venir por el pasillo a la Cotilla. Llevaba los ojos inyectados en sangre y bufaba como un toro antes de entrar al capote. Malooooo. - ¡¡¡Dile a este hijo de la Gran Bretaña que le voy a meter una denuncia más grande que el Peñón de Gibraltar!!! - Buenos días, Cotilla (dije con mi voz cantarina, saludándola amablemente) - ¡¡¡Déjate de tonterías que de buenos no tienen nada!!! - ¿En qué puedo servirla? (desde que tengo mayordomo no me reconozco) - ¡¡¡Dile al memo éste que me devuelva mis llaves de ésta casa!!! - ¿Perdón, querida vecina? - ¿Pero qué te pasa? ¿Te has vuelto aún más tonta de lo que eres? ¡¡¡Este maromo ha entrado en MI casa y me ha ROBADO las llaves de ÉSTA casa!!! ¿Lo has mando tú? - ¿Yoooooooooooo? Dios me libre de rebajarme a cosas tan domesticas.

Salió a la misma velocidad que había entrado y poco tiempo después volvió acompañada del Municipal que, al ver la estupenda y educada reverencia que le hizo Geoooorge, no quiso ser menos y le hizo, a su vez, otra al mayordomo. - La Cotilla me ha dicho algo sobre... ¿llaves? - ¡¡¡Sí. Llaves!!! ¿Tu también estás tonto? - Un respeto que soy la autoridad. - Pues éste fantoche ha entrado a robar en mi casa (y señaló con un dedo acusador al inglés que, siguiendo la tradición anglosajona, ni se inmutó) - ¿Las llaves de su casa? - De la suya. - ¿De la suya de quién? - ¡De esta casa! - ¿Si eran de aquí, que hacían allí? - ¡Las necesito para entrar! - ¿Entrar dónde? - ¡¡¡Aquí!!! - ¿Esta es su casa? - ¡No! Y no te hagas el tonto que ya lo sabes. - ¿Y qué hacían las llaves de AQUI en su casa? - ¿En qué casa? ¡Ya me estás liando! - Vamos por partes (dijo Bedulio) Geoooooorge ¿ha -cogido- usted- las- llaves- de- ésta- mujer? (hablaba sílaba a sílaba como si el inglés fuera tonto) - ¡No! - Pues ya está resuelto el asunto. Ha cogido sus llaves, no las de usted. - ¡¡¡Pero estaban en MI casa!!! - ¿Qué hacían allí?

Así se han tirado media hora, cada vez más liados. Al final la Cotilla, presa de un ataque de histeria, ha gritado: - ¿Y quién me paga las copias que hice de la llave? - ¿De qué llave? (volvió a preguntar Bedulio) - ¡¡¡De la de aquí!!! - ¿Quién le encargó las copias? - ¡Nadie! Las hice por si perdía alguna... y ahora resulta que me las ha quitado todas este hijo de la Gran...! - ¡Chist! A ver si vamos a tener un conflicto internacional. - ¡Pues que me las pague él! - Por la cara que pone, creo que no... - ¡Pues ella! - A mi que me registren que con estar embarazada de 10 bisnietos voy que chuto. - Serán hijos (corrigió el Municipal) - No, señor. Te aseguro que son bisnietos. - ¿Es un antojo creer eso? - Así es. - Pues no se hable más.

Al final nadie quiso hacerse cargo del pago de las llaves y a la Cotilla le dio el telele. Gritó, pateó, insultó, lloró y cuando un chorrito de agua envenenada le entró en el ojo, multiplicó todo esto por mil. Al final tuvimos que darle chinchón para que se calmara... y al vecino de arriba también cuando vino a protestar por el jaleo. Y ya que la botella estaba destapada, aprovecharon la ocasión el Municipal y Geoooooge. - ¿Y yo qué? (protesté) - ¡¡¡AGUA!!! - ¡Maldito embarazo!


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