sábado, 31 de mayo de 2014

La abuela ha llamado para decirme que me va a hacer un regalo con el que voy a flipar - ¿Qué es? - "Ya lo verás" - ¿Y para decirme esto me llamas a las seis y media de la madrugada? -  "Claro. Hale, ya puedes volver a dormir" - ¡No podré hasta que vea el regalo! ¡Dímelo! - "Tengo demasiado sueño ahora. Hasta mañanaaaaaaaaaaaa"

Por su culpa no he pegado ojo hasta media hora antes de levantarme, que ha sido cuando me he dormido como un ceporro. En consecuencia he llegado tarde al trabajo y me he llevado una buena bronca del jefe.
Menos mal que he tenido el aliciente del regalo. Seguramente estará en casa cuando llegue... No puedo imaginar qué será... Tratándose de la abuela y con el estatus social que tiene ahora, quizás sea una joya. Al fin y al cabo solo tiene una nieta, que soy yo, que además le va a dar 10 bisnietos... bueno, creo que ya solo son siete. Es que no me apetece nada que Pascualita me siga mordiendo.

Al llegar a casa estaba la Cotilla. - Ya podría haber puesto la mesa. - Perdona pero soy la invitada. - ¿Ha venido la abuela? - No la he visto pero hay un ruido sospechoso en el comedor. - ¿Qué es? - ¡Y yo qué sé! No querrás que exponga mi vida estando en tu casa. Si hay un ladrón, es tuyo, bonita.. - Llamé al Municipal. - Diez minutos después Bedulio llegó a casa. - ¿Un ruido raro? ¿no será cosa de tu abuelito? porque si es eso yo me largo. - Ahora que lo dices, no me extrañaría porque también ha caído agua. He oído un chapoteo (dijo la Cotilla) - ¡Hasta luego! (gritó el Municipal mientras corría escaleras abajo) - ¡¡¡¿Para eso pago mis impuestos?!!! (grité asomada a la barandilla)

Armándome de valor, con la escoba en una mano y la espumadera en la otra, abrí poco a poco, la puerta del comedor...no había nadie. El suelo estaba mojado. Me acerqué lentamente al orinal y miré dentro. No vi a la sirena. Luego metí la mano y moví un poco las algas. Nada. Entonces oí un ruidito acercándose. Se me erizaron los pelos del cogote. El "enemigo" estaba a mi espalda. Blandiendo mis armas, me volví para enfrentarme a él... pero no lo vi ¿dónde estaba? Algo chocó con mi pie y de un salto me subí a la mesa ¿cómo lo hice?.. Misterio.

Y vi una escena alucinante: Un pequeño platillo volante, que no volaba sino que se deslizaba con unas ruedecitas por todo el comedor. Encima de él, como si de la mismísima Reina de Saba se tratara, iba Pascualita, dejándose llevar. Entonces sonó el teléfono - "¿Te ha gustado el regalo?" - ¿No será esa cosa rara que va por el suelo? - "Es un aspirador que se mete por todo. Seguro que ahora encontramos al conejo" -


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