martes, 15 de febrero de 2022

La abuela se vuelve majareta.

 

 

Había desayunado con Pascualita y Pepe el jibarizado. A la sirena la noté contenta y, por el modo de dirigirse a él, supe que le hablaba de "su" Neptuno. - Te ha dado fuerte ¿eh? Voy a contárselo a la abuela. 

Cogió el teléfono el mayordomo: - Buenos Brexits... huy, perdón ¡Buenos días, Geooooorge! Que se ponga la abuela. - Al inglés no le hizo gracia mi lapsus. Que desaborío es éste hombre. Y tuvimos nuestros más y nuestros menos para conseguir que le pasara el teléfono a la abuela. Menos mal que mis amenazas de partirle la espinilla de un patadón, surtió efecto porque un día vió la espinilla, maltrecha, del Médico (hijo de Andresito) y aún lo recuerda.

Cuando le conté a la abuela que su queridídima amiguita se ha enamorado, nada más y nada menos, que de Neptuno, el Rey del Mar, se puso como unas castañuelas: - "¡¿Gracias a mi chiquitina bonita,  voy a emparentar con la realeza del Mar?! ¡¡Nunca pensé que tendría tal honor!! ¡¡¡OOOOOH, VOY A SER PARIENTE DE POSEIDOOOON!!! ¡¡¡A VER QUIÉN ME TOSE AHORA!!!

Pensé que le iba a dar algo. - Abuela, tranquilizaté, mujer, que no es para tanto... - ¡¡¡¿QUE NO ES PARA TANTO?!!! ¡ENVIDIOSAAAAAAAAAAAAAA! ¡A VER SI APRENDES DE MI CHIQUIRRIQUITINAAAAAAA! ¡ELLOS ME DARÁN EL BISNIETO QUE TU NO ME DAS!... 

Tuve que apartar el teléfono del oído para no quedarme sorda. - Abuela..., que sale en una revista... que no es... - ¡¡¡¿EN EL HOLA?!!! ¡CLARO, DÓNDE SINO SALEN LOS REYES!

Oí sus gritos: - ¡Geoooorge, ves a comprar el Hola! ¡CORRE, CACHAZAS!

Acabé colgando el teléfono.

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