miércoles, 2 de febrero de 2022

La orquesta.

 El sol entraba a raudales a través de ambas partes de la cristalera del balcón que se dejaban besar y querer por él. No saben ná estas dos pilinguis ¡y a mi que me parta un rayo!

El buen ambiente me puso de mal humor. es lo que tiene ser el espíritu de la contradicción de la familia. Y encima, al árbol de la calle le dio por cantar imitando la voz de Pavarotti: - ¡¡¡O SOOOOOOOLE MÍOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO...!!! - ¡Calla, cooooñe! (no me hizo caso. Ni él ni nadie porque pronto se uniéron los gorriones que viven en él, igual que si fuera una película, edulcorada, de Disney. 

De repente el OOOOOOOOOOOOOOOOOOOO de Pepe el jibarizado se añadió al coro. La cristalera batió la puerta abriendo y cerrándola a ritmo. Los comensales de la Cena, a los que el vino les había hecho efecto, entraron en situación cantando el Asturias, Patria querida... que no pegaba ni con cola. Hasta las bolas de polvo soltaron alguna que otra corchea y semi corcheas.

Pascualita, sentada en el borde del acuario, seguía el ritmo tocando las palmas con más pena que gloria. Y, como si me hubiera adivinado el pensamiento, una ¿música? salida de las alturas acabó de completar la "orquesta" 

- ¿Abuelito, eres tú? - Si. No he podido resistirme y he ido a pedir la lira que me corresponde como habitante del Lado Bueno del Más Allá y que aún no me habían entregado. - Se nota que no has ido a clase... ¿Qué es eso que tocas? - ¡¿No lo reconoces?! ¿A qué colegio te llevó tu abuela? Veo que, en cuanto a mùsica, estás sin desasnar, nena.

Mi primer abuelito me estaba llamando borrica. ¿Acaso, por salvar el alma, se pierde el oído? - Sé lo que dices. Recuerda que soy telepaticohablante, cara guapa. 

Del arpa salían los chirridos, lamentos y ayes tan espeluznantes que acabé encogida en el sofá de la salita cantando a grito pelado: ¡¡¡Debajo  un botón, ton, ton, que tenía Martín, tín, tín...!!!, para contrarestar el miedo que me daba.

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