viernes, 22 de noviembre de 2019

Fantasma habemus.

Al despertarme esta mañana me ha parecido oír voces en la cocina. el corazón me ha dado un vuelco pensando que podría tratarse de ladrones. - ¡Que sean guapos, porfa! (le pedí a los dioses) - Pero no hubo suerte. Era la abuela que hablaba con Pascualita:

- "Es un hombre interesantísimo. Ha conocido a mucha gente famosa ¡hasta a Franco, fíjate tú! Ay, Pascualita, da gusto oírle hablar. Se ve que es hombre de mundo" - La sirena la miraba como quien ve a la Virgen ¡y eso me cabrea porque soy yo quién la aguanta, límpia el cola cao de las paredes, trajina las garrafas de agua de mar para que no le falte, quien pidió a la Momia su orinal aristocrático, quien, de vez en cuando, se lleva un buchito de agua envenenada en los ojos que no los he perdido porque deben estar bien agarrados. Y resulta que la medio sardina bebe los vientos por la abuela!

Interrumpí la charla: - ¿De qué habláis? - "De un nuevo socio que vino anoche a El Funeral. Que pico tiene. Me ha dejado maravillada" - ¿Y qué dice Andresito? - "Está celoso perdido. Yo le digo que, hasta que no sepa si el nuevo tiene más dinero que él, no me divorciaré jajajajajajaja" - ¡Abuela! pobre abuelito. - "Si fuéseis parientes de sangre no seríais más iguales. ¡Lo que dije era broma pero se lo ha tomado a la tremenda!"

- ¿Qué tal es su mujer? - "¡Es soltero!" - Pues para mí... y tu bisnieto. - "Bueno... no está mal pensado pero no está hecha la miel para la boca del asno." - ¿El asno soy yo?

Mientras estábamos de palique, Andresito entró en la cocina y no me quedó más remedio que pegarle un guantazo a la sirena lanzándola ,a través de la ventana, hasta el árbol de la calle.

El abuelito venía triunfante. Con una sonrisa de oreja a oreja. - ¡Ya sé de qué conoce a tanta gente el presumido ese que te dejó babeando! jajajajajajaja - "¿De qué?" (preguntó la abuela en plan chulo) - ¡Ha sido enterrador, toda su vida, en Madrid! ¡Claro que ha conocido a gente importante pero estaban todos más tiesos que el bolsillo de un parado de larga duración! ¡Será fantasma el tio!

Y mientras el abuelito se lo pasaba pipa, la abuela trasegaba chinchón tras chinchón para olvidar el disgusto que acababa de llevarse.




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