martes, 26 de noviembre de 2019

¡Verás que risa, abuela!

Tengo un pie como una bota. Estaba junto a la catedral cuando el caballo de una galera reculó y, primero me pisó y después me pasó la rueda del carro por encima.

Ante tal desgracia hubo división de opiniones: la explanada estaba llena a rebosar de extranjeros, algunos españoles y contados isleños. Hubo quién se apiadó de mi pie y llamó a la ambulancia; otros hicieron selfis, De éstos, los que tuvieron la suerte de grabarlo en directo estaban encantados, podrían venderlo a los periódicos e incluso, a la televisión. Los que no, pedían a gritos que se repitiera "la faena"

Ahí me tuve que encarar: ¡que le pisen a tu padre los callos, imbécil!

Otros reían diciendo que todo estaba preparado para entretener a los turistas: ¡Otra, otra, otra! (gritaban los muy cabrones)

El caso es que no puedo salir a la calle. La abuela me ha mandado a Geooorge para que me ayude pero éste hombre tiene la cabeza a las cuatro de la tarde, solo piensa en el dichoso Brexit y no da pie con bola.

A la hora del te, siguiendo la tradición de su pueblo, me lo ha servido con una coca. - ¿De dónde la has sacado, inglés. No te he dado dinero... - Yo ver receta en bloc, gustar y preparar. Costar mucho encontrar ingredientes como es... tric... nin... a. ¡Uf! Mister Li tener poco pero darme a mi. ¡Tú comer!

Se me erizó el pelo. - ¡Pruébalo primero! - Mi no ser esclavo. Ser mayordomo inglés (lo dijo levantando la barbilla y con la nariz apuntando a las estrellas, cargado de orgullo.

La abuela pasó unas horas después y seguíamos discutiendo sobre la coca. - "¡Que buena pinta tiene esto! Vamos a empezarla." - Le quité el cuchillo de las manos. - ¿Conoces la estricnina? - "¡Claro!" - ¿Fue lo último que comió mi primer abuelito? - "Pues... no creo..." - Piensa, abuela. - Hummm... se que el médico le recetó aspirina... - ¿Quién se la dio, tú? - "¡Ah, ya sé que pasó! Le dije a la Cotilla que le diese la siguiente toma. Me dijo después, que no había encontrado la caja de aspirinas y le dio un genérico que se llamaba igual o muy igual. Luego supe que las aspirinas genuínas, las trapicheó esa misma noche.   ¿A qué viene este interrogatorio?"

Sonreí ofreciéndole un pedazo de coca. - ¡Verás que rica!... (entonces levanté la copa de chinchón y brindé diciendo) ¡Por ti, abuelito! 



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