miércoles, 27 de noviembre de 2019

Mejor no preguntar.

- Hay por ahí una mano negra que no para de complicarme la vida. Por ejemplo, con el inglés. No hablo del mayordomo de los abuelitos, Geoooorge, no, sino del idioma. Ahora que sé decir, a fuerza de tesón, tiempo y miles de repeticiones: Yes, water, baby... Esto último lo aprendí de pequeña cuando la abuela me decía al irme al colegio: "¿has cogido el babi?"

- En fin, y cuatro o cinco palabras más, ahora vienen los listos de siempre y copian una moda norteamericana llamada Black Friday y todo el mundo se pone a vender y comprar como locos. Y aquí surge el problema para los que no tenemos un euro para extras y debemos fijarnos en otras cosas.

Todo esto se lo estaba contando a Pascualita y a Pepe que me miraban atentamente.

- Bueno pues, si friday es viernes, según dicen y solo hay uno cada semana, por qué los comercios, a una semana entera la llaman Black Friday. Montan una semana llena de viernes. Entonces si quedo con alguien esa semana no podemos decir: nos vemos el lunes sino el viernes. Y lo mismo pasa con el martes, el miércoles, el jueves; al día siguiente sí que puedes llamarlo por su verdadero nombre sin preocuparte lo más mínimo porque es... : a ver quién de vosotros lo sabe.

La sirena bizqueó los ojos al mirarme. Pepe ni se inmutó. - ¡Vamos, demostradme que me habéis prestado atención! Haced un gesto... algo que me demuestre que ¡AAAAAAAAAYYYYYY!

Pascualita me tiró un buchito de agua envenenada, justo entre los ojos. Después bostezó y se sumergió hasta el fondo del orinal aristocrático.

Se me está pasando el dolor después de cinco horas y casi una botella de chinchón y me pregunto cómo tengo que reaccionar ante la sirena, ¿con una bronca o echándole un chorreón de chinchón en el agua de su "casa"? porque no me ha quedado claro que me escupiera por aburrimiento o fuera la señal que pedí para demostrar que me había comprendido... ¡La madre que la parió!


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