viernes, 26 de enero de 2018

La Cotilla ataca.

La Cotilla y yo pasamos toda la noche en una celda en compañía de otros parias de la tierra como nosotras. La vecina, nada más ser encerrada, reclamó el bocadillo de choped que le correspondía. Al principio no le hicieron ningún caso pero pronto se arrepintieron porque, en cuestión de comida, la Cotilla es como la gota malaya, que no cesa hasta horadar el cráneo del prisionero, en éste caso, los oídos y los nervios de los municipales.

Le trajeron uno pero no quedó contenta: - ¡¡¡Quiero  otro. Quiero otrooooooo!!! - Bedulio fue el encargado de encararse con ella. - Cuando se coma éste y sí se queda con hambre, ya le traerán otro. - ¡¡¡Lo quiero AHORA!!! Vais a meter más gente aquí y les podré vender el bocadillo troceado ¡No ves que no llego a fin de mes!

Harta de estar ahí metida, llamé a Bedulio a gritos. - ¡¡¡Bedulioooooooo. Bedulioooooooooo!!! - Sus compañeros se partían de risa - ¿Qué pasa? (les pregunté) - A nosotros nos dice que se llama Mario Alberto jajajajajajaja a pesar de que todos sabemos que no.

Se presentó con cara de pocos amigos. - Llama a mi abuelito, por favor. - ¡No empieces con tus fantasmas! - Andresito. Y dile que nos saque de aquí. - Primero tenéis que declarar. - ¡No tenemos que declarar nada ¿verdad, Cotilla? - ¿Si declaro me soltarán? Pues vale. ¡Esta le quitó las flechas al Santo y yo las he vendido! Y nos tenéis encerradas en vez de dedicaros a buscar al ladrón me robó la bolsa porque allí van las últimas flechas que me quedan, que ya están vendidas y cobradas. - ¡¡¡Cotilla, cierre la boca!!! - ¡Ni hablar! (apuntó con el dedo índice al Municipal) Quiero que sepas que si el cliente me demanda, la Justicia caerá sobre vosotros por no hacer nada con mi denuncia ¡Y que conste que mi cliente es un ricachón del barrio bueno de Palma!

Noté que la inquietud se adueñaba de Bedulio. - ¿Quién es? ... ¿Trabaja en el Ayuntamiento? ¿o en el Palacio Episcopal? ¿o tiene un Banco? ¿o en el Consell? ¿o en el Consulat de la Mar? ¿o... ? - ¡No pienso decirte nada más hasta que no me traigas al ladrón!

Poco después el rolls royce aparcó frente al cuartel de los municipales, nos recogió y salimos zumbando de allí, pero antes la Cotilla le dio un recado a Bedulio. - El borracho de la cazadora vaquera, me debe cinco euros. Que no se te vaya sin pagar. - ¡¿Le ha cobrado cinco euros por un trozo de bocadillo?! - Quien algo quiere, algo le cuesta. Tráeme el dinero a casa de ésta.

Una vez en el rolls royce, preguntó a Geoooorge: - ¿Hay chinchón, inglés? - Yes, madame. - Pues ya estás tardando en sacarlo.



 


No hay comentarios:

Publicar un comentario