viernes, 19 de enero de 2018

Víspera de San Sebastian

- "Esta noche es la revetla de Sant Sebastiá y media Palma está en la calle. El aire huele a torrada de sobrasada, panceta, botifarrones, pan y todo lo que se le ocurra a la gente poner sobre las parrillas... ¿vas a ir, nena?" - ¿A dónde? - "A las plazas a bailar, a comer, a beber, a besarte con el primero que se te ponga a tiro" - ¿Con los dientes llenos de carne asada? ¡Que asco. Quita, quita, abuela!

- "No puedo hacer carrera de ti. De pequeña ya apuntabas maneras de lo tonta que serías al crecer" -  Bien mona que era yo de pequeñita... Y me acuerdo de los paseos que dábamos las dos juntas... Lo que me extraña que, siendo cómo eres, acabáramos siempre entrando en la iglesia de San Miguel y ahora no pisas una iglesia a no ser para bautizos, bodas y funerales. - "Funerales si acaban en El Funeral, si no , tampoco"

- ¿A qué venía tantas visitas a la iglesia?... ¿no sería por el cura? - "Noooooo, entonces yo tenía un "apaño" - ¡Pero si vivía mi primer abuelito! - "El pobre no se enteraba de nada y era feliz en su ignorancia y yo con mis chanchullos" - Entonces ¿qué íbamos a hacer allí? - "Lo pedías tu. En cuanto entrábamos te plantabas ante la estatua de San Sebastian y no había quién te arrancara de allí. El cura se interesó y te preguntó el por qué de tanta fijación con este santo. Y con tu lengua de trapo, dijiste - Le pediré a mi abuelito que me de un mono suyo de trabajo para que San Sebastian no pase más frío. Me quedé ojiplática, como el cura, supongo. Ahí demostraste que ibas para tonta"

Miré a mi abuela. - A mi me parece un gesto muy bonito por mi parte. - "¿Un mono de trabajo? ¡¿Y cómo se lo pone con tanta flecha por medio?! Por otra parte ¿no era mejor arrancarle las flechas? Quedaría más descansado ¡digo yo!" - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! ¿De qué va la discusión? - La abuela se la resumió y yo, queriendo sacarme la espinita, pregunté. - ¿Qué le parece lo que dije? - Lo que ya me pareció entonces ¡Que ibas para tonta del bote!

Me he quedado en casa, deprimida. Las dos amigas se han ido. Una, a la torrada que organiza El Funeral, la otra a recorrer las plazas "limpiando" bolsos y bolsillos... De repente he tenido una idea: he metido a Pascualita en el termo de los chinos, para no ir sola y he ido a reparar un entuerto de mi niñez.

Mañana los periódicos dirán que un alma caritativa, a dejado a San Sebastian sin saetas en el cuerpo ¡una gran obra de caridad! porque el pobre lleva dos mil años haciendo de acerico.

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