miércoles, 14 de agosto de 2019

A Juan Sintes.

Sentadas a la mesa de la cocina, la abuela, Pascualita y yo, desayunábamos tranquilamente, comentando los avatares de la vida, los recuerdos de momentos vividos que se nos quedaron atrapados en el cerebro y en el corazón.

Mientras la sirena saltaba, una y otra vez, en su taza de cola cao y ponía perdida la cocina como de costumbre, no nos perdía de vista. Hace tiempo que dejé de reñírla . Quise convertirla en una señorita pero ella se siente salvaje, pues ¡hala! a salpicar por todo que ya limpiaré yo. - "¡Míra que graciosa es! ¿No es para comérsela?" - No me des ideas, abuela, que estoy a punto de guisarla en escabeche. - "¡Ni en broma digas eso, boba de Coria! ¿Quiéres crearle un trauma a la pobrecilla?" - Pobrecilla yo que tengo que sufrirla.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! - La Cotilla acababa de llegar a casa y Pascualita estaba al descubierto. - ¡Métela en esa cazuela, abuela! - Tuvo el tiempo justo antes de que la vecina entrara en la cocina. - ¡Otra vez has tirado el cola cao! ¿Se puede saber qué deporte practica la boba de tu nieta? ¡Que cruz tienes con ella! Eso debe ser parte de la venganza de tu primer marido por "despacharlo" antes de hora. - "¡Chocheas a pesar de tu juventud!" - La abuela se encaró a su amiga - ¿A pesar de su juventud has dicho, abuela? jajajajajajajaja ¡¡¡Aaaaaaayyyyyyyyyyyyy!!! Solo me reía del chiste (dije mientras me rascaba la cabeza por el pescozón que acababa de recibir) ... Ah... ¿no era un... chiste...?  - Como se nota que la Cotilla es unas horas más joven que la abuela.

Ésta dijo a su amiga: - "A las ocho de la noche, en El Funeral, se procederá a colgar la foto de nuestro amigo Juan Sintes, alias Jou, en la Pared de los Finados. Y luego ¡fiesta en su honor porque, si hay alguien que supo disfrutar de la vida, fue él!"

La Cotilla, con las lágrimas a punto de caer de sus cansados ojos, se acercó a la cazuela y metió pescado de sopa que cayó sobre la sirena. - ¿Y este despilfarro por su parte? (dije tratando de despistarla) - Es de un trapicheo que he hecho con la Josefa: el pescado que ha sacado del contenedor del súper de su barrio por unos huevos que encontré en el nuestro hace dos días. - ¡Yo no sé cómo no nos ha dado ya un telele! (exclamé)

Tuvimos una discusión entre las tres y aproveché para coger a Pascualita y meterla en mi bolsillo. Cuando la Cotilla fue a poner las verduras y el agua a la cazuela , gritó y salió por pies hacia la puerta de la calle: - ¡¡¡AAAAAAAH, EL ANIMA DE TU PRIMER MARIDO SE LOS HA COMIDOOOOO!!! - El portazo retumbó en toda la escalera.

Miramos y, en la cazuela, no quedaban ni las raspas de aquellos pescados apestosos.

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