sábado, 24 de agosto de 2019

Tocan a misa.

De repente todo ha vuelto a su cauce. Ha cesado la paranoia y todo lo que veo yendo por la calle son mallorquines y mallorquinas de todos los colores y rasgos físicos. ¡Menos mal!

La única rara del barrio es Pascualita ¡La única sirena del mundo mundial! pero como nadie sabe de ella vive tranquila en casa. Lo de tranquila es un decir porque cuando le da la neura se vuelve loca perdida y no hay quién la pare.

El otro día la llevaba en mi escote porque la Cotilla entró de sopetón mientras estábamos en pleno desayuno. Como de costumbre, la sirena tiraba cola cao por toda la cocina. La Cotilla se quedó en el comedor diciendo: - Estaré en la salita. - Que raro que no entrara a fisgar.

Eso me preocupó. Con la sirena apenas asomada al borde de una camiseta escotada, me asomé a la salita. Pensé que la Cotilla había vuelto a las andadas de montar altares a los Amigos de lo Ajeno a los que tanto admira pero no. En la tele salía la Misa y ella estaba toda concentrada en la pantalla.

- ¿Ya se está preparando el camino al Más Allá?... Oiga, ¡oigaaaa! - La mujer no se enteraba de nada que no fuera lo que hacía el cura. - Llamé a la abuela. - Madame no ponerse. Ella ser misa. - ¿Mi abuela es misa? ¿Qué has bebido, inglés? - Madame, ser o estar en misa. - ¿La de la tele? - Yes. -

Colgué y volví a mirar. El cura no estaba mal del todo pero no había para tanto. Apliqué el oído y no decía nada que no hubiera escuchado ya mil veces... ¿entonces?

Entonces Pacualita saltó hacia adelante como un tigre de Bengala y se dio de dientes en la pantalla del televisor. Inmediatamente grité para desviar la atención de la Cotilla. - ¡¡¡Aaaaayyyyy, que susto me has dado, jodía!!! - Perdone. Creo que me ha picado un mosquito... - ¡Ni que fuera un vampiro chupasangres, boba de Coria! ¡¡¡Aaaaaaayyyyyy, que taquicardiaaaaaaaaaa me ha entradoooooo!!!

No le pasó nada que no se quitara con un buen tiento a la botella de chinchón.

Después, con la cabeza un poco embotada (porque no dejé que bebiera sola) razoné que la única que tenía motivo para entusiasmarse con la misa televisiva, era Pascualita cuando la cámara enfocó y sostuvo un momentito, la imagen de la pila bautismal llena de agua. La medio sardina me había indicado, claramente, que necesitaba un hábitat nuevo.

Hablaré con la Cotilla cuando despierte del coma etílico.

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