domingo, 4 de agosto de 2019

Multa ecológica.

Me despertaron unos gritos que venían de la calle. Corrí al balcón. En la acera había un montón de vecinos y vecinas, hablando a grito pelado con unas personas a las que no reconocí. Todos tenían un brazo levantado que se prolongaba hasta el  dedo índice que apuntaba, directamente, ¡a mi balcón.!

En plena discusión, alguien miró hacia arriba. El pasmo se pintó en cara, pero fueron solo dos segundos, después vino una sonrisa de oreja a oreja y el grito que sobrepasó en decibielios a los que ya estaban empleando: - ¡¡¡ESTÁ DESNUDAAAAA!!!

Silbidos, aplausos, gritos, risas y recochineos sustituyeron a la discusión. Miré hacia los pisos altos. Desde mi balcón no veía lo que pasaba más arriba. Volví la cara hacia la calle haciendo el gesto de subir los hombros al tiempo que abría los brazos con las manos hacia arriba, indicando que no veía nada.

Las risas fueron subiendo de tono y decidí que yo también quería reírme. Corrí hacia la puerta y, en el momento de abrir, me vi reflejada en el espejo del recibidor. ¡Iba desnuda!... entonces... ¿me aplaudían a mi? ¡Aaayyy, que cruz tengo conmigo misma!

El tumulto siguió un rato mientras desde la calle coreaban - ¡¡¡QUE SALGA, QUE SALGA!!! - Después, hartos de esperar, la gente siguió los pasos de las personas con las que discutían desde hacía un rato. Estos entraron en mi finca, subieron la escalera hasta mi rellano, tocaron el timbre y abrí. De allí para abajo, la escalera estaba tomada por los vecinos.

Los desconocidos se presentaron. - Somos representantes de todos los grupos Ecologistas de Mallorca. - Tanto... gusto...  (balbuceé) - ¿Es usted quién pintó las hojas del árbol de la calle? - Pues... sí... - ¿Y los nidos? - También... ¿A qué me quedaron monos?

La gente aplaudía a rabiar mientras coreaban: - ¡¡¡A LA GUILLOTINAAAAA!!!

- Los desconocidos, sin perder la compostura, siguieron hablando. - Ha sido condenada a pagar tropecientos miles de euros por terrorismo contra la Ecología. Y condenada, además... - ¿Más aún...? (no me llegaba la camisa al cuerpo) - ... a lavar, una a una, todas las hojas y nidos adulterados por usted, hasta dejarlo todo como lo encontró.

Llevo diez horas llorando. He pedido ayuda a la abuela y no ha querido mandarme a Geooorge, la Cotilla se ha echo la sorda; Andresito dice que un noble no está para limpiar hojas, que si fuesen blasones otro gallo nos cantaría. - ¡Me pasaré horas gateando por las ramas, Pascualita! - (la sirena hizo la señal de OK la muy jodía) -¡No sé que hacer! ¿No podrían haberme puesto la multa y ya está? porque, como no tengo dinero, le iba a pagar el maestro armero pero lo de limpiar... aaaaaaaayyyyyyy ¡snif! ¡No hay derechoooooooooooooooooo!

No hay comentarios:

Publicar un comentario