sábado, 3 de agosto de 2019

Cambio de cara.

A las siete de la mañana y seguida de su fiel mayordomo, la abuela ha entrado en casa dispuesta a darle un cambio radical.

Geoooorge, cargado de botes de pintura y brochas de todos los tamaños, lo depositó todo en medio del comedor y bajó a por una escalera graduable.

A todo esto yo no me enteré de nada hasta que la caída de un bote contra el suelo me puso sobre aviso de que no estaba sola. - ¡¡¡SOCORROOOOOOOOOOOOOO, LADRONEEEEEEEEEEES!!! - grité, asustada. Inmediatamente los golpes dados con el palo de la escoba por los vecinos, retumbaron en paredes y techos. - ¡¡¡LA MADRE QUE TE PARIOOOOOOO!!! (gritaron a su vez) - Así constaté, una vez más, que mis vecinos tienen buen oído y que, jamás, moverán un dedo por mi.

La abuela entró en mi cuarto. - "Arriba, que tenemos mucho trabajo" - Sin darme tiempo a reaccionar, salió camino de la cocina a preparar café. Mientras el inglés hacía mezclas de colores. Cuando, somnolienta, me asomé a ver qué hacía ¡estaba coloreando el cuadro de la Santa Cena! - Boba de Coria, tu vaciar muebles and nosotros pintar luego.

- ¿De qué vas, hijo de la Gran Bretaña? - La abuela se asomó ¡con Pascualita asomando por su escote! - "Geoooorge, que es un manitas, le cambiará la cara a la triste decoración de tu casa" - ¡Me gusta así! - "Si queremos que encuentres padre para mi bisnieto hay que hacer una tratamiento de choque contra todo lo que huéla a aburrimiento. ¡Mira qué colores tan bonitos está mezclando! - ¡No quiero éstos colores! Me deslumbrarán y tendré que llevar gafas de sol todo el día.

Pero mi opinión no fue tenida en cuenta y, sin prisa pero sin pausa, mi casa se fue pareciendo a la de Agatha Ruiz de la Prada. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¡Madre del Amor Hermoso, que bonito! - (gritó la Cotilla al llegar) - ¡Estáis todos majaretas!

Naranjas, verdes, rosas, violetas, amarillos, azul cielo... el Arco Iris llenó mi casa de colores. Naturalmente no di mi brazo a torcer: - ¡No podré traer a nadie a ésta casa! - "Solo a los candidatos a padre de bisnieto" - ¡Saldrán corriendo del susto!... - Acabaron por dejarme por imposible.

Cuando se fueron reconocí ante Pascualita y Pepe, que me encantaba como había quedado todo. Y quise llevar el tratamiento anti aburrimiento hasta el árbol de la calle. Pasé a las ramas cercanas al balcón decidida a poner alegría en aquella monotonía de verdes. Pinté aquí y allá, hojas y más hojas, no se libraron ni los nidos. Estaba tan entusiasmada que ni me enteré que se me había caído un bote de pintura rosa fosfi. Sin embargo sí que me extrañó ver pasar a Bedulio, después, con cara de pocos amigos y con el uniforme de municipal ¡rosa!

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