viernes, 16 de septiembre de 2022

El tesoro.

 Los comensales de la Santa Cena, asomados todos al comedor, llamaron mi atención con frases como: - ¡Hey, tía buena! - mientras Pascualita y yo desayunábamos. 

El piropo me pilló por sorpresa y más viniendo de personajes más antiguos que andar pa'lante. Antes de que pudiera reaccionar uno dijo: - ¿Has visto al soldado estrellado contra el suelo? - ¿Dónde, cuándo, quién... ? (pregunté) 

Fue la cristalera del balcón quien respondió: - En el velatorio inglés. - ¿Habrá visto a la abuela con peineta? - La BBC no ha mostrado el motivo. Son muy suyos. - Espero que lo repitan... - En efecto, las televisiones se han cansado de poner, una y otra vez, la caída del pobre señor contra el suelo. Ni que fuera la caída del Imperio Romano... inglés, en éste caso.

Mientras jaleábamos las repetidas escenas Pompilio apareció ante mi en plan sumiso y rastrero. - ¿Vienes a devolverme mis calcetines? - No, hija, no (dijo el duende) 

Me levanté dispuesta a pisarlo como a una cucaracha pero, antes de que se produjera el espachurramiento, gritó: - ¡Vamos a por los caudales de la Cotilla! - Hasta Pepe el jibarizado exclamó: OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO.

Según Pompilio los guiris que vivían en el 4º piso eran ingleses y se pasaban las horas ante la tele, bebiendo te y sorbiendo mocos sin parar. - Entraremos en el piso y no se enterarán... - ¿Debía fiarme de un duende robacalcetines? - ¿Por qué no?

El árbol de la calle colocó algunas ramas en las ventanas para no perderse el descubrimiento "del tesoro de Alí Babá" y otras vigilando la calle por si regresaba la Cotilla.

Pascualita venía conmigo como arma de destrucción masiva.

El duende se apañó para abrir la puerta del piso. En la cocina había un huésped preparando  té. - Le acompaño en el sentimiento (le dije) - Soltó un suspiro y marchó con la tetera a seguir viendo la tele.

En la despensa Pompilio señaló las patatas, La retiré. Las cebollas, las retiré, una caja oxidada de galletas, la retiré. - ¡NO! - ¡¿El tesoro de la Cotilla?! (grité, ansiosa)...

La caja estaba llena de ¡calcetines robados por su abuelo! llegó a decir Pompilio antes de que yo hiciera diana en su cabeza con la primera cebolla que cogí y cayera, igualito que el soldado inglés.

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