sábado, 24 de septiembre de 2022

¡Peligro!

El árbol de la calle me llamaba con insistencia. Le preocupaba la noticia que había llegado a sus oídos vegetales: - Viene una Dana... - ¿Quién te lo ha contado? - Tu televisor. Habla conmigo aunque no nos veamos. - ¿Cómo puede ser esto? - Porque siempre lo tienes a toda potencia de voz. No me extraña que los vecinos te tengan ojeriza. 

Pasé por alto su grosería... momentaneamente porque, en cuanto volvió a abrir la boca sobre la llegada de la Dana, me tiré a degüello: - ¡Estás al día de la información gracias a mi, pedazo de madera con hojas y encima me criticas! Pues ahora pondré a tele bajita y no sabrás cuando llegará la Dana de las narices  ¡Hale! ¡Ajo y agua!

El redicho del árbol tenía contestación para todo. - Llegará mañana, boba de Coria. Espero que des cobijo a la mayoría de mis ramas en el balcón y las ventanas. - ¡Ja! Tienes la cara de cemento armado. ¡Apáñate y, sobre todo, no rompas ningún cristal con el cuento de la tormenta.

Entré en casa y prohibí a la cristalera y de paso, a las ventanas, abrirse durante la Dana. - Pero... ¿hablas en serio? (la cristalera se cree la Madre Teresa de Calcuta rediviva) - A  que te cambio por otro cristal (amenacé)

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! Nena, he decidido darte otra oportunidad  en cuanto a Ataúlfo. Mira que pececito tan guapo te traigo para que disfrute de esa birria de pecera para algas que tienes. Cúidalo bien y no te denunciaré por pececidio.

En cuanto la Cotilla acercó el pececito al agua y  éste vio a Pascualita saliendo del barco hundido, de un salto salió de la bolsa de plástico con agua en que estaba y se coló por el escuchimizado escote de la vecina, aterrorizado. Aunque ella lo tomó como un agradecimiento del pez por su nueva "casa" 

Tanto era el miedo del pobre bicho que, mordió un pezón de la Cotilla con la idea de quedarse a vivir ahí, hasta que le faltó el aire. Al caer desmayado, lo cogí al vuelo para depositarlo en un vaso de agua del grifo. -  ¡El agua de las algas es de mar! (le grité a la vecina) - ¡Pues cámbiala, alma de cántaro! 

No llegue a tiempo. La Cotilla vació el contenido del acuario en el váter. - ¡¡¡NO TIRE DE LA CADENA, JODÍA!!!

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