domingo, 7 de mayo de 2023

Espero que no...

La Cotilla habla y no para, del Cambio Climático. Algo maligno, dice ella, que arrambla con todo lo que le sale al paso. - ¡Yo misma soy un ejemplo de lo que digo! Pasó junto a mi, me envolvió con la fuerza de un huracán y me tiró al suelo

Para dar más veracidad a su discurso se subió en una caja de fruta vacía, en medio del mercado de Pere Garau.

- ¿Se hizo usted daño señora Cotilla? - No, pero pude hacerme mucho ¡Y no me pidió disculpas! - Es que hoy en día no se tiene respeto a nada. - A saber de dónde viene esta moda. Hay tantos países por ahí fuera donde la gente no tiene comodidades que se enteran que en España  las hay y se plantan aquí con lo puesto... - ¡No hay que preocuparse, esto son  modas cíclicas: lo mismo que vienen, se van! - La Cotilla estaba en su salsa y soltaba su verborrea como si fuera Castelar.

Fui a por el pan y la vi dando el mitin. - ¡Baje de esa caja! ¿No le da vergüenza engañar a éstas pobres gentes? - Oiga, de pobre nada, monada, que a mi me tocó la lotería. - ¡No la escuchen! - La señora Cotilla tiene razón ¡Que cambió climático ni que niño muerto! ¿Qué no hay agua? ¡pues no ser guarros y no habrá que ducharse cada día!

Cuando me iba para casa los partidarios de la Cotilla gritaban a voz en grito: - ¡¡¡COTILLA PRESIDENTA!!! ¡¡¡CAMBIO CLIMÁTICO, GO HOME!!!

Llegué a casa jurando en arameo: - ¡Solo nos faltaba la Cotilla metida a política ¡La madre que la parió!

 

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