sábado, 27 de mayo de 2023

No doy una.

 Esta mañana me he hecho una tortilla de aspirinas porque tenía la cabeza dolorida de tanto pensar nombres de mujer. Han sido miles los que he cotejado; finalmente he dado con uno que cumplía el requisito: la EME delante y la A detrás.

He corrido al comedor pero el abuelito no estaba. El árbol de la calle, con apenas un hilo de voz a causa de la pertinaz sequía que reina por doquier, dijo: - Se ha ido harto de oírte... ¡cof, cof! Aaaayyy riégame por favor. - Un abuelito no puede hacerle ésto a su nieta. - También ellos tiene un límite de aguante... ¡cof, cof... cof!

Llamé al abuelito pero no apareció. Lancé mi mensaje al viento y quedé a la espera de que me contestara. - ¡Se llama M.A.R.I.A.! ¿a qué sí?

Sonó el teléfono. Era la Momia. - Hola, nena ¿Está tu abuelito? - ¡Tiene novia! - Lo sé. - ¿Ah... sí? ¿La conozco? 

Un centenar de bolas de polvo jugaban a guardias y ladrones entre mis pies. al oír mi pregunta gritaron: - ¡¡¡SIIIIIIIIIII!!! - ¿A María? pues, ahora no caigo... - ¡Ni caeras! (dijeron sus lindas boquitas) ¡¡¡ES LA ... M.O.M.I.A.!!!

Quedé aturdida por la noticia y, aún así, quise puntualizar: - ¿Se llama María? - ¡¡¡NOOOOO!!!

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