jueves, 18 de mayo de 2023

¡Vale, vale, la quito!

Colocada en un pico de la mesa del comedor, con la misma pose que la Gran Esfinge de Egipto, encontré a la histérica Abstenia Primaveral que, al verme, gritó: - ¡Aquí llega su Eminencia, (me pareció que al decir este título que me otorgaba, había recochineo) la que cambia nombres como el que cambia cromos.

La miré fijamente porque no tenía ni repajolera idea de lo que estaba diciendo.

- Si, te hablo a tí (miré a mi espalda. Allí estaba mi primer abuelito) - Te habla la Esfinge esa (le dije) - No, nena, es a ti. 

Entonces pregunté, timidamente porque la esfinge tiene mala prensa, - ¿Qué quiere de mi Su Majestad? - Como te sigas riendo de mi te arreo una torta que te saco del mapa. - ¡Glub! (no pude decir más) - ¿No crees que si mi padre hubiese querido ponerme un nombre rimbombante lo hubiese hecho? - Pues... - ¡Lo hubiese hecho! - Vale... - A ver ¿cómo me llamo? - Ab... ssssteeee... nia... Pri... - ¡BASTA! ¿De dónde sacas la B de burra? - Del Abecedario... ¿no? - Tú sabrás. - Si no le gusta, la quito... - Si, hija, sí. ¡Quítala de una vez!

Fue borrar la B y se le quitaron las neuras de la cabeza; pasó de Gran Esfinge a gatito de angora. Que personajes más raros tengo en casa. 

¿Qué le habrá hecho la pobre B? - pregunté a Pascualita mientras degustábamos un chinchón on the rocks con cañita.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario