martes, 30 de mayo de 2023

Pececito de plata.

Mientras desayunaba con Pascualita en la cocina, apareció sobre la mesa uno de esos llamados "pececito de plata" que suele haber en todas las casas. Se paseó un rato entre las tazas y las salpicaduras de cola cao que hacía la sirena cuando se tiraba en bomba en él y acabó plantándose delante de mi, irguiendo el cuerpo para verme mejor, para decirme: - ¿Dónde están los libros?

Parecía extrañado el bichejo. - ¿Hablas conmigo? - Si eres la dueña de ésta casa, si. Repito ¿dónde están los libros? - ¡Tú sabrás! - ¿Me estás diciendo que no tienes? ( estaba alarmada) - ¡No he dicho eso! ¿verdad, Pascualita? - La medio sardina se quedó a verlas venir y luego se zambulló en su pila de lavar del comedor.

- ¿No te da vergüenza? ¡¿No se te abren las carnes?! ¡¡¡¿Cómo puedes vivir sin libros?!!! - ¿Me los puedo comer?... no, ¿verdad? Ya tienes mi respuesta. - El bicho, alterado, iba de una parte a otra haciendo aspavientos mientras gritaba: - Tú, no pero ¡yo sí! ¡Egoísta, más que egoísta que no piensas en los demás!

Entonces dio media vuelta para irse por dónde había venido, cosa que aproveché para atacarle: - Si no estás bien aquí, ya sabes ¡¡¡PUERTAAAAA!!

Antes de desaparecer de mi vista le oí decir: - No mientras quede papel en las paredes

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