lunes, 17 de junio de 2024

A pesar de...

Mi primer abuelito vino en mi ayuda. - ¿Por qué te has puesto una camisa de fuerza? ¿está de moda? Chica, hay gustos que merecen palos pero si a ti te gusta, a mi también. Es más, te sienta muy bien.

Le expliqué que no la llevaba por gusto y, a pesar de todo, me ha gustado que me dijera que me sentaba bien. - La culpa es del árbol de la calle y después, de  Bedulio que, además, me ha puesto una multa sin pensar que soy menos que mileurista. (me quedé a gusto chivándome)

Mi primer abuelito  montó en cólera y lanzó una amenaza contra los dos culpables. - No hagas eso. a ver si te trasladan al Infierno. - No lo creas. Cuando la ira es justa no hay castigo que valga.

Un temblor sacudió el balcón. Era el árbol de la calle sintiendo caer sobre él la fuerza de la amenaza. - ¡Huuuuyyyyy...  que miedo... tengoooo...! (dijo el "Ruiseñor Urbano") Prometo no volver... a cantar... tanto tiempo seguido.... ¡Lo prometooooooo...!

Una ambulancia aparcó debajo de casa y un enfermero vino a por la camisa de fuerza: - Lo siento. Pero no tenemos ninguna en el hospital. Están todas ocupadas. - ¿A quién van a ponérsela? (quise saber) - Al municipal Bedulio... Se ha pasado el día diciendo que el ánima del abuelito de usted, que está en el Más Allá, vendrá a buscarlo para llevárselo.  - ¡No lo quiera Dios (murmuró por lo bajini el abuelito)

- Que a gusto se está sin la camisa de fuerza... a pesar de lo bien que me sienta.

 

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