sábado, 15 de junio de 2024

Anda que...

 Por lo visto, al señorito Servidor le gusta madrugar. ¡Pues qué bien! Ya le he dicho que se largue con viento fresco y se ha quedado tan tranquilo porque sabe que me hace falta. ¡Tiene la sartén por el mango, el jodío!

Cuando amanece el día falta mucho, aún, para que mi neurona entienda que ya puedo levantarme de la cama, desayunar, ducharme, etc. etc. etc. Cuando expliqué esto a los personajes todos se mostraron poco decididos a darme la razón pero hubo dos que, muy chulitas ellas, dijeron: ¡Madrugar es sano jejejejejeje! - Y ante su estupor, les dije: - ¡A barrer! ¡A fregar! ¡YA!

La escoba y la fregona creyeron que iba de guasa y así se tomaron la orden pero, cuando las junté con el cubo y el recogedor, perdieron la compostura y temblaron como gallinas. 

Balbucearon: -  ¿Hablas... en serio? ... ¡Pero si era una broma, mujer! ¿Cómo vamos a trabajar a esta hora tan temprana? jejejejejejeje ¡Si somos unas guasonas, boba de Coria!

Solo les faltó arrastrarse por el suelo pidiendo clemencia. Sin embargo mi actitud de firmeza se fue al traste cuando mi boca inició una tanda de bostezos a cuál más escandaloso ¡Madre mía, que sueño me entró! y contagié a todo bicho viviente.

Los comensales de la Santa Cena fueron los primeros en marcharse a seguir durmiendo. Pascualita solo había abierto, un poco, la puerta del barco hundido y volvió a cerrarla rápidamente. Medio minuto después todos dormíamos a pierna suelta y ni siquiera el: - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! de la Cotilla al volver del trapicheo nocturno, nos despertó.

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