martes, 4 de junio de 2024

Delicadito.

- He visto a Bedulio sentado en un banco del parque y me he dicho ¡Voy a saludarle!. Fui por detrás y poniéndole la mano en el hombro, grité: - ¡Te pillé! jajajajaj... ¿qué te pasa, hombre? ¡No te desmayes! ¡Pidan una ambulancia, por favor!

- Por lo visto el pobre aún está de baja. De todas maneras tiene muy poco aguante. No puede una persona ir por ahí desmayándose porque le han hecho una broma.

Les contaba este episodio a los personajes de casa y hubo sus más y sus menos, empezando por mi primer abuelito, que está como unas Pascuas desde que sabe que su ex no aparecerá por el Más Allá, de momento.

- Nena, tienes que ser más sutil con las bromas que gastas. Hay gente que no le gustan los sudarios, sean de Alta Costura o de mercadillo. 

Los comensales estaban divididos. Algunos dijeron que Bedulio era un alma cándida. Otros, que yo era una impresentable. 

El árbol de la calle puso boquita de piñon, cosa harto difícil teniendo una bocaza de madera y dijo: - No me atrevía pero ya que decimos verdades..., nena, debes reconocer que eres más basta que unas bragas de esparto.

Pascualita aplaudió a rabiar con sus manitas palmeadas. ¿Cuándo será el día que reconocerá mi valía la dichosa medio sardina? Me enfadé mucho y la amenazé: - ¿A que no traigo más garrafas de agua de mar para "su excelencia"? ... ¿Ya no aplaudes, Blancaflor?

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