sábado, 22 de junio de 2024

Piso turístico.

Esta mañana por poco me da un patatús. A las 7 de la mañana han llamado a la puerta con insistencia. Por poco me caigo de la cama al despertarme tan bruscamente. Luego he soltado una retahíla de palabrotas, algunas de las cuales había olvidado. Y por último fui a abrir la puerta.

No fue hasta que vi un bellezón frente a mi, que caí en la cuenta de que iba echa unos zorros: despeinada, sudorosa, legañosa, ojerosa y todo lo peor que acabe en OSA. Y con una camiseta, requeteajada y zurcida muchas veces desde tiempo inmemorial. Y me pregunté: ¿No tengo otra cosa que ponerme? ¿Por qué ésta maravilla de hombre viene a éstas horas a verme? ¿Me lo envía mi mayor enemigo? ¿ Por qué no estoy presentable SIEMPRE, como hace la Presley? ¡¡¡¿TANTO ME CUESTAAAAAAA?!!!

La voz profunda y aterciopelada de la Maravilla, sonó a música celestial en mis oídos. - Tiene que venir conmigo. - ¡AY, SIIIIIIIIIII...! - Contigo al fin del mundo ¡macizo! - ¡Vamos! (dijo mientras me cogía de la mano y echaba a andar hacia la escalera) - ¡NOOOOO! (grité) ¡Primero tengo que arreglarme! - ¡No hay tiempo! ¡VÁMONOS!

Una de las legañas cayó al suelo y pude ver más claramente. Era un bombero de calendario, con manguera y todo. Y con un cuerpo que decía ¡COMEME! 

Pero no pude hacerlo y eso que hubiese sido un magnífico padre para el bisnieto de la abuela pero, en ese momento, estaba trabajando. Y cuando este concepto tropezó con mi neurona me di cuenta de que había ¡¡¡FUEGO EN LA ESCALERA!!!

- ¿Dónde ha empezado? (preguntó un vecino) - En el piso turístico. - ¿El de la Cotilla? ¡La madre que la parió!

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