viernes, 21 de junio de 2024

Incomprendida... otra vez.

En lugar de darme los buenos días, los vecinos que me he encontrado por la escalera me han recriminado que no tenga amigos "normales" y encima, "guarros"

No han sido los únicos. En la calle también me han dicho algo así pero tampoco se han parado para aclararme las cosas. - ¡Llego tarde al trabajo! (dijo uno que corría para que no se le escapara el autobús)

Al final la explicación la encontré en casa por boca del árbol de la calle y de la bocazas de la Cotilla.

- Te creerás muy importante, boba de Coria, por tener amistades exóticas... que dejan las calles llenas de arena de un desierto que, ni siquiera es europeo ¡Que ensucien en su casa , cooooñe!

- Aunque me pese, tengo que darle la razón a la Cotilla. Enseña a tus amigos a que se limpien los zapatos en su felpudo antes de venir a visitarte. ¡La arena nos llega a las cejas! - Los comensales de la Santa Cena pusieron los ojos en blanco al exclamar: ¿Crees que los Faraones le harán caso? Pues buenos son ellos para éstas cosas.

- ¿De qué habláis? (¡ya me había perdido!) - ¿Como que hablamoSSSSSS? (saltó la Cotilla con la voz atiplada) - Me estaba metiendo en un jardín y traté de razonar: - Cotilla, el viento ha traído la arena, no los faraones. Ellos solo han venido a verme. 

Los ojos de la Cotilla bailan la raspa. 

Solo los personajes de casa entienden mi razonamiento... ¿verdad, Pascualita?


 

 

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