domingo, 25 de julio de 2021

Infiltrados.

No todos se fueron contentos de vueltas a sus cielos o sus infiernos, Nerón por ejemplo estaba de morros cuando se disolvió en el aire y todo porque nadie le había dado fuego, lo cual no es cierto. Un pirómano de menor categoría que el Cesar, le ofreció un mechero diciéndole, de paso, lo mucho que lo admiraba. Que el incendio que montó en Roma fue tan espectacular que pasó a la Historia y no como los que hacía él quemando contenedores en su barrio. 

A pesar de tanto bombo, el Emperador despreció aquel artilugio y se lo tirò a la cara dándole de lleno en un ojo. Nerón no conocía los mecheros actuales. Menos mal que, al ser ánimas, no cayó el ojo al suelo ¡Aaaahg, que asco solo de pensarlo!

Mi primer abuelito apareció sobre la lámpara del comedor. - ¡Hay que ver la que habéis liado! El atasco de ánimas en el Más Allá, es impresionante. Los hay que llevaban milenios en su destino y ahora están desconcertados. Unos quieren volver al sitio que les deparó San Pedro y otros no quieren entrar. 

- Ahora  que ya sabemos cómo funciona el juego, volveremos a probarlo y... - ¡Ni hablar! A mi no me llaméis más que no pienso acudir. - Mira que eres cabezón, abuelito. Con lo que disfrutarías poniéndole los dientes largos a la abuela con tus sudarios maravillosos. - No me vas a convencer. - ¿Ni siquiera para ver la cara de espanto de la Cotilla cuando te vea? - No. 

De repente, Pascualita dio unos saltos mortales dignos de los Juegos Olímpicos. Cierto que los cubitos de chinchón la tenían contenta pero ella señalaba el cuadro de la Santa Cena. - ¿Quières vino, jodía? .- Negó con la cabeza y me obligó a mirar hacia arriba. 

Al principio nada llamó mi atención hasta que... . Me dirigí al árbol de la calle que es una enciclopedia con raíces. - Oye ¿los apóstoles no eran... humm... doce? - ¡Exactamente! ¡Premio para la señora! - Pues me salen ¡quince! - ¡Jopé! Es verdad...


 

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