jueves, 15 de julio de 2021

¡Menuda maestra!

 He llamado a la abuela para que me enseñe a hacer macarrones porque, como dice ella, a algunos hombres se les conquista por el estómago. En vista de que no me echo ningún pretendiente a la cara, cambiaré de táctica. 

Pero la abuela no estaba hoy por la labor. - "Con el calor que hace, el solo hecho de nombrarme un actividad culinaria me hace sudar a chorros" - Que exagerada ¿Acaso tu no comes? - "Si, pero me lo dan hecho y sin preguntarme qué quiero." - Menuda suerte ¿No podrías dejarme a Geooooorge unos días? - "¡Huuuuuy, ni hablar! Acaba de ponerse de rodillas, con las manos juntas y diciendo que NO con la cabeza" 

Al final quedamos en que ella le hablará a Pascualita. - "Porque se sabe todas las recetas mi chiquitina. Acércale el teléfono a la oreja" - ¡Y yo que se dónde la tiene!

Finalmente opté por confiar que las tuviera como nosotros, una a cada lado de la cabeza y las puse en comunicación. El resultado fue que Pascualita aceptaba, porque se lo pedía la abuela, enseñarme a guisar cosas sencillas. - "Prepara los ingredientes en la encimera y ella te señalará los que debes usar"

Que bonita es la teórica. La práctica ya es otra cosa.

 Puse en la encimera todo lo que encontré en la nevera. Desde lechuga a sandía y desde sardinas en aceite a pepinillos en vinagre. Parecía que acababa de llegar del supermercado. 

Bueno, la primera parte del consejo de la abuela estaba hecha. Lo malo fue cuando fui señalándo, uno por uno, los ingredientes esperando que la sirena moviera la cabeza afirmativa o negativamente, porque no fue eso lo que hizo sino que saltó del salero de cocina, cayó entre los ingredientes y fue ¡tirándome a la cabeza todo lo que no servía!

Tengo los ojos morados, una ceja abierta, un diente que se mueve, los brazos doloridos de parar trastos como si fuera un portero de fútbol y lo peor vino cuando la jodía medio sardina se dio cuenta de mis chichones. Entonces incrementó la velocidad y afinó, más aún, la puntería mientras mostraba sus dientecitos de tiburón en una tétrica sonrisa.


 

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