martes, 4 de octubre de 2022

Comerciantes.

Todo se pega menos la hermosura. Eso le ha pasado a Pompilio que se ha parado un momento delante de mi para contarme que ha montado una tienda de calcetines: - Tengo muchísimos y ya no sé donde meterlos. - Tendrás que buscar las parejas para... - ¡Ni hablar del peluquín! No me traicionaré a mi mismo por el vil metal. - ¿Y quién va a comprar un solo calcetín, alma de cántaro? - No tiene porque comprar uno pero sí dos distintos. Eso dará personalidad a los pies. 

Terminamos pronto la conversación porque me pareció que tenía mucha razón. Donde estén unos pies con calcetines desparejados que se quiten los aburridos igualitos.

Antes de desaparecer camino de sus robos, me comentó que había tenido la idea de la tienda gracias a la Cotilla. Sentí un pellizco de envidia cochina. - Ella sabe mucho de negocios por eso, cuando habla de trapicheos, la escucho y aprendo.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! La que se ha liado en las iglesias donde "limpio" los cepillos. Están los curas que se tiran de los pelos. - ¿Qué les ha hecho? - Nada, nada. Pensé que su enfado venía porque me había pasado cogiendo velas, velitas y velones de las sacristías pero no ha sido eso. Ellos hablan de estar perdiendo clientela porque, feligrés que entra con calcetines, sale con uno solo. Ya no echan perrillas en el cestito de las limosnas porque no ganan para comprar calcetines.

Uno de los curas que, esta mañana ha estado a punto de pillarme, me ha gritado: - ¡¿Para qué quieres un calcetín, berzotas?! - ¡Huy! ¿Y usted qué le ha dicho?. - Nada. Ya van aviados con la neura del calcetín. Estoy por montar una tienda de calcetines desparejados... - (¿dónde he oído antes esta frase?)

 

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