viernes, 17 de febrero de 2023

Toque de clarín.

Escuché decir a la Cristalera del balcón: - Pasa, bonita, pasa que pareces cansada. - ¿Quién entra en las casas por balcones o ventanas, me dije? ¡los ladrones! - A continuación me seguí diciendo ¡Será tonta la cristalera! Y me plantifiqué delante de ella en un periquete.

- ¿A quién has dejado entrar en MI CASA tan ricamente, María Pestiño? - A esa abejita que se pasea sobre el hule de la mesa del comedor. ¡Dale agua azucarada que viene reventada la pobre! - ¿Y qué más.? ¿Le pongo también una alfombra roja para darle la bienvenida? 

La Cristalera me miró asombrada. - Nunca pensé que fueras tan buena persona (dijo y un lagrimón cayo a plomo contra el suelo saliendo del ojo de su cerradura. - Lo mío es pura ironía, guapita de cara ¡y deja de llorar que pondrás el suelo perdido!. 

Sonó un clarín y hasta Pascualita se asomó al borde de la pila de lavar del comedor mientras el resto de personajes hacían lo propio y de éste modo se creo una gran espectación que llenó la casa de comentarios. - ¿Hay corrida de toros?  - Un clarín suena para anunciar más cosas...- ¡Ya sé, viene el Rey! - ¿De sotas, de copas, de espadas, de oros...? - ¡Oros, por supuesto! - Es el de España... (dijo un listo)

La cabeza empezó a darme vueltas, literalmente, lo cual es toda una experiencia. De repente todos desaparecieron de mi vista y volvieron a aparecer vestidos de punta en blanco mientras yo iba ¡con el pijama y la bata!

El segundo toque de clarín nos puso a todos firmes y entonces, con gran majestad, entró en mi casa... LA ABEJA REINA, seguida de un nutrido mogollón de abejas zumbonas a ritmo de samba que se instalaron, sin encomendarse ni a Dios ni al Diablo, en la lámpara del comedor, pillando desprevenido a mi primer abuelito que, en esos momentos, colocaba la espectacular cola de seda de su nuevo sudario.

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