martes, 28 de febrero de 2023

La duda.

 No salgo a la calle a menos que sea estrictamente necesario... Donde mejor se está es en casita. Así lo hemos decidido Pascualita y yo después de quitar el agua helada de la pila de lavar del comedor cambiándola por agua, salada también pero calentita. 

Encima del aparador he colocado una olla de agua hirviendo para que el vaho caliente a los pobres comensales de la Santa Cena. Un montón de bolas de polvo (¿de dónde han salido tantas?) están pegaditas a la olla. Incluso, durante un rato, ha venido a calentarse el nuevo Pompilio.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¡Brrrrrr, hace un frio que pela! - ¿Ha venido corriendo, Cotilla? - ¡Galopando podría decirse! - ¿Entrenándose para una maratón de la Séptima Edad? - Menos guasa, boba de Coria. Es que, con éstas heladas mañaneras, he preferido ir por la tarde a "limpiar" los cepillos de las iglesias. - ¿Y la ha pillado el cura? - No, pero casi... ¡Como corría el jodío! Por cierto, si Bedulio el Municipal te pregunta por mi dile que me he ido a la Conchinchina y no sabes cuando volveré.

Y se encerró en su cuarto sin darme más explicación.

Más tarde, mientras estaba sentada en el sofá de la salita, envuelta en una manta y viendo la televisión entre cabezada y cabezada, salió en la pantalla el enorme socavón causado por la lluvia, o vaya usted a saber (dijo el locutor) en las Avenidas de Palma. 

El sueño pudo conmigo hasta que mi neurona me sobresaltó poniendo en mi cabeza un nombre: ¡¡¡COTILLA!!!


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