viernes, 2 de febrero de 2024

El acuerdo.

 - ¡Avemariapuerísimaaaaaaaaaaa! Mira que he encontrado en la calle, nena. Te irá bien para hacer ejercicio y reducir trasero... - ¡Oiga! - Pero si no necesitas un cojín para sentarte, esa zona ya te vino almohadillada de fábrica, boba de Coria.

La Cotilla entró en casa llevando a cuestas una bicicleta. - ¿A quién se la ha mangado? - Estaba abandonada. Apoyada contra el tronco del árbol de la calle. 

El platanero se quejó a grito pelado: - ¡Es mi ración de hierro! ¡Cotilla, ladrona! - Claro que ella no se enteró y siguió dándome la tabarra. - Podrás ir al trabajo en bici y te ahorrarás el billete del bus... - ¡Pero si es gratis! alguien debe buscarla. - Que noooooo. Estaba abandonada a su suerte...

Pascualita nos observaba camuflada entre las algas de la pila de lavar del comedor. Se la veía con ganas de saltar, por eso, con un rápido movimiento, la escondí en el bolsillo de la bata y fui a la salita a ver la tele y de paso tomarnos un chinchón on the rocks a medias.

Llamaron a la puerta. Era la mafia china. - Tu dal bicicleta que cogel señola Cotilla. Sel legalo pala jefe señol Li. - A mi no me metáis en líos ¡Cotillaaaaaa!

Después de mucho discutir se llegó a un acuerdo. Los mafiosos no dirían quién se había llevado la bici y ella aprovecharía su conocimiento del trapicheo para ver de conseguir gambas gordas para el señor Li. Su plato favorito como es bien sabido...  Por si acaso, tengo a la sirena a buen recaudo.

 

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