sábado, 10 de febrero de 2024

Los barbudos no pasan desapercibidos.

Salgo a la calle y escucho comentarios como: - ¿Habéis visto las sombras de doce barbudos en las paredes? - Si. Debe ser cosa de la Inteligencia Artificial.- Pues no creas que no lo había pensado. - Tal vez sea un anuncio subliminal de maquinillas de afeitar. - O el anuncio de una película. - A mi me ha parecido que masticaban algo (dijo el dueño del colmado del barrio) y me faltan unas cuantas manzanas. - ¡Vaya! a ti te ha atrapado la realidad virtual jajajajaja - Te digo que me ha robado manzanas y esas sombras barbudas tienen algo que ver. - ¡Madre mía, como está el patio!...

A Pascualita se le ha pasado la querencia de ir al  cuadro de la Santa Cena. Mi primer abuelito se ha ofrecido a ayudarla, de nuevo, a entrar en él pero a la sirena le siguen doliendo los escobazos del otro día.

Por cierto, la escoba y la fregona de casa están orgullosas de su compañera. Dicen que es un espejo en el que mirarse, aunque sea un personaje algo primitivo que parece no conocer sus derechos en cuestiones laborables porque atacó en horario de descanso. - ¡Pero estuvo magnífica! - ¡Eso sí!

Entré en la cocina con Pascualita en mi escote para que viera a Pepe el jibarizado y hablaran un rato. Pero la sirena, ofendidísima ante la escoba y la fregona que parecían reírse de ella, no abrió la boca. Así Pepe pudo explayarse y no paró de hablar hasta que se le secó la garganta o lo que sea que tiene en su lugar. Y estuvo toda la tarde tal que así: OOOOOOOOOOOOOOO

 

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