domingo, 30 de junio de 2024

Se merece un Oscar la jodía escoba.

Esperando la hora de comer me quedé traspuesta en el sofá de la salita. De repente me cayó encima una somanta de palos sin venir a cuento. - Sea lo que sea que haya hecho, ¡ME RINDO! (grité mientras levantaba los brazos tal como he visto hacer miles de veces en las películas de policias)

Entonces empezó una sesión, frenética, de gimnasia: - ¡Levanta el pie derecho! ¡Ahora el izquierdo! ¡Adelante! ¡Atrás! ¡Arriba! ¡Abajo! ... No podía más. Estaba derrengada ¿Sería posible que mi torturador fuera sordo? No tuve la menor duda y a voz en grito repetí: ¡¡¡ME RINDOOOOOOO!!!

Mientras, en el comedor subía de tono un guirigay en el que distinguí las voces de los personajes de casa. ¿Qué demonios estaba pasando? - ¡Un, dos, tres! ¡Paso ligero! ¡Un, dos, tres! - ¡¡¡Bastaaaaaaa!!!

Lagrimones como puños brotaban de mis ojos: - ¡No quiero hacer la mili! (protesté) - y hubiesen anegado mi casa, el balcón, el alcorque del árbol de la calle y el lago del Huerto del Rey si mi primer abuelito no me hubiera despertado. - ¡Nena, para! El repartidor de pesadillas en la siesta de ésta tarde ha sido... ¡TACHAN! ... ¡LA ESCOBAAAAA! ¡¡¡ENHORABUENA!!!

sábado, 29 de junio de 2024

Valiente tipo.

Estoy preocupada por el Servidor de Internet. ¡Desaparece sin avisar! Tengo la impresión de que le gusta la juerga porque, en cuanto se huele que habrá sarao en algún sitio dejo de verle. ¿No puede avisar como todo hijo de vecino? ¡Me deja colgada sin dar explicaciones! Me temo que tiene la sartén por el mango el muy jodío.

Ayer volvió a las andadas. Y mira que le dije un día: si te vas de extranjis, a la vuelta dormirás en la escalera. - Ni siquiera se inmutó. Así que ésta mañana y para que vea que hablo en serio, en cuanto he visto que había vuelto al redil y después de olerle el aliento por si el aroma del chinchón le delataba, saqué a la sirena, chorreando agua de mar, de la pila de lavar del comedor y la tiré contra el ordenador que, por lo visto, tiene ahí su guarida.

Pascualita, enrabietada porque al cogerla la desperté de un profundo sueño, mordió a troche y moche hasta que, el aparato empezó a echar chispas y humo como si fuera una mascletá. Por último al pelo-algas de la medio sardina, le salió la permanente gratis.

El grito de la sirena, nunca escuchado por el oído humano salvo cuando cantaba para comerse a un marinero, me heló la sangre. Ahora come pienso para peces y ha dejado de lado tan siniestro bocado. - ¡Pascualita, no me asustes! ¿Te has muerto? ¡Ay, la que me va a armar la abuela! 

Fueron unos minutos de suspense hasta que se repuso del soponcio. Desde la cocina su amigo Pepe el jibarizado se preocupó por ella. - OOOOOOOOOOOOOOO. - Eso fue mano de santo. Y hemos aprendido una cosa: al Servidor de las narices no le gusta el agua de mar

 

jueves, 27 de junio de 2024

Diálogo de besugos.

Al final, los de Parques y Jardines no pudieron venir porque estaban talando árboles en otro barrio. - Si me dice qué síntomas tiene el de su calle, lo pondré en lista de espera. Vamos a ver ¿está hueco? - ¡Que va! El problema está en la potencia de su voz y... - ¿La voz de quién? - Del árbol. Le estoy hablando del árbol que está bajo mi balcón. Le encanta madrugar y luego como se aburre porque los demás dormimos, canta. Pero lo que ha colmado el vaso de la paciencia han sido los "perdigones" que... 

- Perdone... Usted se está yendo por las ramas y así no vamos a entendernos. A ver. Probemos otra vez. ¿Quién es el cazador? - ¡Y yo qué sé! Solo quiero que talen el árbol... a menos que les jure que no cantará más de buena mañana... - ¿Quién? ¿El de los perdigones? o sea, el cazador, que debe ser su marido. Vamos, digo yo. - Perdone pero soy soltera y de buen ver. Por cierto ¿le interesaría ser el padre del bisnieto de mi abuela?

- ¡Su padre! (gritó el hombre y a continuación escuché el clic del teléfono al colgar)

Comenté con los personajes de casa que me quejaría al Ayuntamiento porque no me ha gustado el trato que me han dado los de Parques y Jardines. Me apoyaron todos. Faltaría más, si tenía más razón que un santo.

Luego anuncié al árbol que se aplazaba la ejecución. Se enfadó mucho - Nena, llama a la tele. diles que no vengan que no habrá espectáculo ¡Con lo bien organizado que lo tenía todo!

 

 

 

miércoles, 26 de junio de 2024

Los "perdigones"

La enorme boca del árbol de la calle se ha ensanchado más aún y ahora no para de echar "perdigones" cuando habla o canta. Me tiene frita porque, por su culpa tengo cerrado el balcón porque me lo pone todo perdido. - ¡Come solo cuando no tengas nada que decir! - Soy tan diTXAraTXEro que PXTsiempre tengo algo QUETX contar TCHX

- ¡Basta, bastaaaaaaaaaaa! Esto no puede seguir así. - Estuve toda la tarde pensando en una solución para semejante problema. Bueno... menos las tres horas de siesta. Una vez descansada, mi neurona dio en el clavo: - Llama a Parques y Jardines y diles que vengan con la motosierra. - ¿Para qué? - ¡¿CÓMO QUE PARA QUÉ?! (se encampanó la neurona) Para cortar de raíz ... 

Me tapé la cara con las manos para no imaginarme la escena aunque no sirvió de nada. - ¡NO PUEDO HACER ESTO! - Entonces no te quejes.

Cuando la Cristalera me vio se volvió loca de atar: - ¡¡¡MIRA CÓMO ME TIENE LOS CRISTALES ESE GUARRO!!! y mi hermana de la parte exterior apenas ve nada.

Dejé que transcurriera las horas y cuando ya era noche cerrada le dije: - Estás en capilla... Mañana serás ejecutado... - Lo sé. Os he escuchado... Solo espero que todo sea rápido...

Lloré por mi amigo de madera. Que injusto era todo... - ¿Tienes un último deseo, árbol de la calle? - ¡Ya lo creo! ¡¡¡Cantar hasta quedar afónico, esto!!!: "¡Que TXsabroTXsa la CTXErveTXA que seTX sube a la CTXabezTXa...! - Oh... no.

martes, 25 de junio de 2024

Huy, que me quedo sin la Torre del Paseo Marítimo.

¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! Nena, mira que he encontrado en el contenedor de la basura del Súper: ¡Magdalenas con trocitos de chocolate! Prepara unos cola caos y los merendaremos! - No grite tanto que a los vecinos no les importa de dónde trae usted la mitad de las cosas. - La mitad dice ¡y más! No sé como no me han hecho, aún, Ministro de Hacienda con el arte que me doy ahorrando.

El concierto de pitos nos avisó que había llegado el rolls royce de los abuelitos y aparcado en la parada del bus. - Mira que le gusta figurar a tu abuela. Tendrá mucho dinero pero ¡jamás! tendrá clase (comentó su mejor amiga jijijijijiji) 

A paso de carga, Geooooorge entró en la cocina con una cesta llena de ... ¡¿avío de paella de marisco?! ... - "No" - ¿Pierna de cordero al horno? - "No" - ¿Doradas a la sal? - "No" - ¿Gambas de Sóller para hacer a la plancha? ... 

A la abuela no le dio tiempo a contestar porque un torbellino entró en casa antes de que pudiera cerrar la puerta y se plantó ante la puerta de la cocina. - ¿Quién decil Gambas goldas? Yo, señol Li, quel.lel ¡muchas!

- Que tío más pesado. Si quiere gambas vaya a pescarlas o cómprelas en el mercado de Pere Garau como hacen los vecinos. Y váyase que vamos a comer (le dije) - Mi no il. Quel.el vel gambas. - Y se sentó.

Afortunadamente, no vio a Pascualita a la que saqué, chorreando, de la pila de lavar y escondí en el bolsillo del delantal mientras Geoooorge, el mayordomo inglés ponía sobre la mesa bandejas con humeantes verduras. Al ver mi cara de decepción, aclaró lo siguiente: - "Mi dietista de toooda la vida, me ha recomendado un régimen para quitarme el cuarto de kilo de michelines que me sobra en la cintura. Quiero lucir el bañador de Christian Dior que me he comprado... - ¡Anda, el mismo modisto que viste a mi primer abuelito!

La cara de asombro de Andresito me dijo que acababa de meter la pata. - Nena, ahora tu abuelito soy yo y el señor Dior y el ex de tu abuela, están criando malvas... ¿Entendido? Pues ¡a comer!

lunes, 24 de junio de 2024

Basura sanjuanera.

Pascualita y yo hemos ido a la playa esta mañana. He preferido ir temprano para no encontrar aglomeraciones y poder nadar a mis anchas.

La sirena estaba como unas castañuelas pensando en darme esquinazo y largarse mar adentro en cuanto yo me despistase. Pero, nuestro gozo en un pozo. Al llegar al lugar de costumbre  me costó reconocerlo porque la playa no estaba. ¡No estaba! 

Asustada, corrí hacia unos municipales que hablaban entre sí haciendo aspavientos. Al acercarme reconocí a Bedulio. - ¡¿Qué ha pasado?! ¿Ha sido un maremoto? ¿Un robo con nocturnidad y alevosía? ¡¡¡¿DONDE ESTA LA PLAYA?!!!

- Ahí debajo (y señaló el lugar dónde tendría que estar la arena) 

Era verdad como se demostró una vez que los operarios de la limpieza se llevaron en grandes bolsas, las toneladas de basura que dejaron cientos de personas que cenaron y se emborracharon en "mi playa preferida" como decían algun@s. Pues menos mal que era la preferida... Encima habrá que darles las gracias a los incivicos.

No pudimos bañarnos y volvimos a casa frustradas, enfadadas y con Pascualita lanzando dentelladas a diestro y siniestro. De repente la sirena saltó de mi escote a la cabeza de alguien que salía de un coche. Intenté cogerla pero era toda dientes que dejaron la cabeza asaltada monda y lironda. Solo entonces la escondí en la bolsa de la playa y seguí mi camino

Mientras comíamos la fabada de rigor, la Cotilla, mirando la tele dijo: - ¡Mira, nena! El "rompe-fotos" se ha cambiado el look... Hay gustos que merecen palos.


 


domingo, 23 de junio de 2024

Sa Festa.

 Los caballos negros parecen de charol cuando el sol los ilumina, levantados sobre las patas traseras entre la multitud que ha tomado las calles para disfrutar de la Fiesta y gritan y saltan al compás de la jota que anima el ambiente: - ¡TIRURIRURI, TIRURIRURI, TITARIRUUU...!

- ¡San Juan ya está aquí! (grita mi voz sin que yo haya sido consciente de haberlo dicho) - 

Pompilio, por una vez en su vida, se ha sentado a mi lado en el sofá de la salita. - ¡Bah! (se queja) Una fiesta sin calcetines, ni es fiesta ni es ná. Menudo tostón.

Pascualita, adormilada en mi escote, mira al gnomo y bosteza. De momento no se lo comerá porque la siesta es sagrada para la sirena. 

De repente, el tirurirurí se adueña de mi subconsciente y mi voz vuelve a gritar por su cuenta y riesgo: - ¡¿Qué hago yo aquí en lugar de estar en Ciutadella?! - ¡Calla, jodía! (le ordeno) - Pero no se calla y entabla diálogo con Pepe el jibarizado: - OOOOOOOOOOOOOO - Sí, se le ha olvidado comprar el pasaje del barco, como siempre y ahora, como no vaya a nado... - OOOOOOOOOOOOOOO - Tienes tooooda la razó, Pepe. Allí podría encontrar al futuro padre del bisnieto de su abuela pero pone poco empeño... - OOOOOOOOOOO - Pues sí. Al final la Cotilla será más rápida y se quedará con la Torre del Paseo Marítimo. - OOOOOOOO - ¡Eso, es! ¡Que espabile!

sábado, 22 de junio de 2024

Piso turístico.

Esta mañana por poco me da un patatús. A las 7 de la mañana han llamado a la puerta con insistencia. Por poco me caigo de la cama al despertarme tan bruscamente. Luego he soltado una retahíla de palabrotas, algunas de las cuales había olvidado. Y por último fui a abrir la puerta.

No fue hasta que vi un bellezón frente a mi, que caí en la cuenta de que iba echa unos zorros: despeinada, sudorosa, legañosa, ojerosa y todo lo peor que acabe en OSA. Y con una camiseta, requeteajada y zurcida muchas veces desde tiempo inmemorial. Y me pregunté: ¿No tengo otra cosa que ponerme? ¿Por qué ésta maravilla de hombre viene a éstas horas a verme? ¿Me lo envía mi mayor enemigo? ¿ Por qué no estoy presentable SIEMPRE, como hace la Presley? ¡¡¡¿TANTO ME CUESTAAAAAAA?!!!

La voz profunda y aterciopelada de la Maravilla, sonó a música celestial en mis oídos. - Tiene que venir conmigo. - ¡AY, SIIIIIIIIIII...! - Contigo al fin del mundo ¡macizo! - ¡Vamos! (dijo mientras me cogía de la mano y echaba a andar hacia la escalera) - ¡NOOOOO! (grité) ¡Primero tengo que arreglarme! - ¡No hay tiempo! ¡VÁMONOS!

Una de las legañas cayó al suelo y pude ver más claramente. Era un bombero de calendario, con manguera y todo. Y con un cuerpo que decía ¡COMEME! 

Pero no pude hacerlo y eso que hubiese sido un magnífico padre para el bisnieto de la abuela pero, en ese momento, estaba trabajando. Y cuando este concepto tropezó con mi neurona me di cuenta de que había ¡¡¡FUEGO EN LA ESCALERA!!!

- ¿Dónde ha empezado? (preguntó un vecino) - En el piso turístico. - ¿El de la Cotilla? ¡La madre que la parió!

viernes, 21 de junio de 2024

Incomprendida... otra vez.

En lugar de darme los buenos días, los vecinos que me he encontrado por la escalera me han recriminado que no tenga amigos "normales" y encima, "guarros"

No han sido los únicos. En la calle también me han dicho algo así pero tampoco se han parado para aclararme las cosas. - ¡Llego tarde al trabajo! (dijo uno que corría para que no se le escapara el autobús)

Al final la explicación la encontré en casa por boca del árbol de la calle y de la bocazas de la Cotilla.

- Te creerás muy importante, boba de Coria, por tener amistades exóticas... que dejan las calles llenas de arena de un desierto que, ni siquiera es europeo ¡Que ensucien en su casa , cooooñe!

- Aunque me pese, tengo que darle la razón a la Cotilla. Enseña a tus amigos a que se limpien los zapatos en su felpudo antes de venir a visitarte. ¡La arena nos llega a las cejas! - Los comensales de la Santa Cena pusieron los ojos en blanco al exclamar: ¿Crees que los Faraones le harán caso? Pues buenos son ellos para éstas cosas.

- ¿De qué habláis? (¡ya me había perdido!) - ¿Como que hablamoSSSSSS? (saltó la Cotilla con la voz atiplada) - Me estaba metiendo en un jardín y traté de razonar: - Cotilla, el viento ha traído la arena, no los faraones. Ellos solo han venido a verme. 

Los ojos de la Cotilla bailan la raspa. 

Solo los personajes de casa entienden mi razonamiento... ¿verdad, Pascualita?


 

 

jueves, 20 de junio de 2024

¿Egipto viene a saludarne?

Unos llantos exagerados han llegado hasta el rincón de mi cerebro donde se guardan los sueños y los muy jodíos, se han despertado. - ¡No! (les he gritado) ¿Qué nos importa quién llora? No son horas de indagar como sabuesos sin lupa. ¡A dormir, puñeta!

Todo cuanto he dicho ha caído en saco roto. Los Sueños se habían desvelado y me tocó levantarme de la cama e ir a mirar quien era el llorón... o llorona.

Siguiendo la Escandalera mis pasos me llevaron hasta el balcón y no me quedó otro remedio que despertar a la Cristalera para poder salir. Huuuuy, que mal le sentó a su Excelencia que la molestara. Pero, hija, es lo que hay y donde hay patrón no manda marinero.

No me había equivocado. El lloròn era el árbol de la calle y no fui yo sola quien le recriminó que no nos dejara dormir. Todos los personajes de casa se quejaban de lo mismo. - ¿No hay otras horas para llorar, bocazas? - Esta frase mía fue muy aplaudida: - ¡PLAS, PLAS, PLAS...¡

Gracias a que la Luna iluminó la escena, vi el árbol. ¡Parecía de chocolate! - ¿¡Qué te ha pasado, alma cándida!? - ¡El Cielo me ha llenado de barro! ¡Mira cómo me ha dejado! con lo pulcro que soy yo ...¡¡¡BUUAAAAA!!!

- ¡Es Egipto que viene a verme! (exclamé mientras entraba en éxtasis y flotaba al rededor del árbol como Peter Pan)

Pascualita, golosa, de tres lametones, ràpidos y precisos, dejó al árbol niquelao. Y luego se relamió.

miércoles, 19 de junio de 2024

Incrédulas.

 Me gusta hacer enfadar a la abuela contándole lo mucho que aprecian los grandes modistos, que ya están en el Más Allá, a quien fue su primer marido: ¡mi primer abuelito! No se lo puede creer y da la culpa al chinchón on the rock de lo que ella llama "mis tonterías"

La pillé comentándolo con la Cotilla. - "¡Pero si era un cero a la izquierda!" - Tu tenías mucha más personalidad que él ¡adonde va a parar! - "Pues, hija, desde que lo mandamos pallá..." - ¡¡¡CHIST!!! Cuidado con lo que dices que las paredes oyen. Y más en ésta casa que, según Bedulio, está llena de espíritus. - "¡Otro que tal baila!"

Me gustaría verle lucir jejejejejeje los sudarios de los que habla tu nieta, que se mueven, tiran cohetes, salen mariposas. Lo raro es que todavía no haya visto elefantes rosas volando de acá para allá - dijo la Cotilla ¿Te lo crees? - "¡Yoooo! ni harta de vino. pero también me gustaría verlo" 

Mientras hablaban pasó Pompilio, a toda pastilla, con un nuevo cargamento de calcetines viudos entre sus piernas. De pronto se hizo el silencio. Las amigas, sobrecogidas, se miraron. Tenían las pupilas dilatadas por el terror que sentían... - "¿Ha pasado algo, verdad, Cotilla?" - Pues... (cuando acabó la frase ya habían dado la vuelta a la esquina y seguían corriendo)

 

 

martes, 18 de junio de 2024

Descubrimiento.

Hoy Pascualita ha hecho un descubrimiento: los espaguettis. ¿Cómo ha podido tardar casi trece años en descubrirlos? Tal vez no se fija en las cosas que no le interesan. Se los come y basta pero hoy los ha "descubierto" , en mala hora porque hay por toda la casa.

Por lo visto iba tras Pompilio que llegaba cargado de calcetines viudos para guardarlos junto a los miles que tiene en su guarida. Estaban en la cocina y yo, después de hervir la pasta la metí en agua fría y la puse a escurrir. Poco después, la sirena, dispuesta a descubrir el secreto de Pompilio, saltó sobre él pero cayó dentro del colador y el gnomo salió por pies.

Los espaguettis, molestados en su tiempo de relax, se encabritaron y se enrollaron en el cuerpo de la media sardina a la que no le hizo ni pizca de gracia. Al sentirse oprimida atacó con su dentadura de tiburón pero la pasta, sabiendo que eran sus últimas horas, decidieron pasárselo bien.

Imitando a las cobras reales levantaron sus finos cuerpos dedicándose a bailar, correr, cantar "O sole mío" a pleno pulmón. Pronto se le pasó el susto a Pascualita y acabó moviendo, sinuosamente, su hermosa cola de sardina al ritmo de la canción.

 La mitad de los espaguettis, se embadurnaron de salsa de tomate, la otra mitad, de mahonesa, luego se desplazaron por toda la casa "pintándola" a placer.

El juego acabó al oir ésta frase: - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! - dicho por la Cotilla que se quedó a cuadros: - ¿Y ESTO? - señalando paredes y muebles, para añadir luego: -  No me extraña que no tengas novio, boba de Coria.

lunes, 17 de junio de 2024

A pesar de...

Mi primer abuelito vino en mi ayuda. - ¿Por qué te has puesto una camisa de fuerza? ¿está de moda? Chica, hay gustos que merecen palos pero si a ti te gusta, a mi también. Es más, te sienta muy bien.

Le expliqué que no la llevaba por gusto y, a pesar de todo, me ha gustado que me dijera que me sentaba bien. - La culpa es del árbol de la calle y después, de  Bedulio que, además, me ha puesto una multa sin pensar que soy menos que mileurista. (me quedé a gusto chivándome)

Mi primer abuelito  montó en cólera y lanzó una amenaza contra los dos culpables. - No hagas eso. a ver si te trasladan al Infierno. - No lo creas. Cuando la ira es justa no hay castigo que valga.

Un temblor sacudió el balcón. Era el árbol de la calle sintiendo caer sobre él la fuerza de la amenaza. - ¡Huuuuyyyyy...  que miedo... tengoooo...! (dijo el "Ruiseñor Urbano") Prometo no volver... a cantar... tanto tiempo seguido.... ¡Lo prometooooooo...!

Una ambulancia aparcó debajo de casa y un enfermero vino a por la camisa de fuerza: - Lo siento. Pero no tenemos ninguna en el hospital. Están todas ocupadas. - ¿A quién van a ponérsela? (quise saber) - Al municipal Bedulio... Se ha pasado el día diciendo que el ánima del abuelito de usted, que está en el Más Allá, vendrá a buscarlo para llevárselo.  - ¡No lo quiera Dios (murmuró por lo bajini el abuelito)

- Que a gusto se está sin la camisa de fuerza... a pesar de lo bien que me sienta.

 

domingo, 16 de junio de 2024

Insoportable.

El bocazas del árbol de la calle lleva toda la mañana dando la matraca con la canción Soy un truhán, soy un señor y tengo la cabeza a un paso del suicidio. 

Lo que más mi irrita es que los vecinos están tan panchos ¡claro, porque no lo oyen! Pascualita, que también lo sufre, no sale del interior del barco hundido ¡Dichosa ella que puede librarse del cancionicidio! 

Me he liado a escobazos con las ramas del árbol más próximas y he sido recriminada por algunos vecin@s que salían a comprar las ensaimadas de los domingos: - ¡Ya está la loca del barrio haciendo de las suyas! - ¡Deja al árbol tranquilo que lo único que hace es darnos sombra, jodía! - ¡Búscate un novio que se te pasará el arroz! ...

Quién también protestó fue la Escoba. - ¡Me has deslomado, boba de Coria! ¡Te denunciaré por maltrato!

Estaba tan enfadada que lo veía todo rojo hasta que escuché un ¡CRAC! que sonó traumático. Y así fue. El palo de la escoba no soportó más porrazos y se quebró. ¡Huy la que se me vino encima! Hasta la última bola de polvo se quejó de mi violencia. - ¡Llamad a los municipales!

Casi en el acto llegó Bedulio en su coche patrulla. Al verme agitó su bloc de multas: - ¡Se te va a caer el pelo! - Yo estaba tan enfadada que grité: - ¡Sube y dímelo en la cara! - Bedulio tuvo un segundo de duda pero se rehízo y contestó que podía multarme desde la acera.

Entonces me dio la llorera: - Si es que no puedo aguantar más al árbol. ¡Lleva toda la mañana imitando a Julio Iglesias! ¡¡¡BUAAAAAAAAA!!!

Horas después de los dramáticos sucesos sigo con la camisa de fuerza puesta... Ah, y la escoba fue atendida y ahora luce, orgullosa, una blanquísima escayola en el palo que tod@s los de casa quieren pintar.

sábado, 15 de junio de 2024

Anda que...

 Por lo visto, al señorito Servidor le gusta madrugar. ¡Pues qué bien! Ya le he dicho que se largue con viento fresco y se ha quedado tan tranquilo porque sabe que me hace falta. ¡Tiene la sartén por el mango, el jodío!

Cuando amanece el día falta mucho, aún, para que mi neurona entienda que ya puedo levantarme de la cama, desayunar, ducharme, etc. etc. etc. Cuando expliqué esto a los personajes todos se mostraron poco decididos a darme la razón pero hubo dos que, muy chulitas ellas, dijeron: ¡Madrugar es sano jejejejejeje! - Y ante su estupor, les dije: - ¡A barrer! ¡A fregar! ¡YA!

La escoba y la fregona creyeron que iba de guasa y así se tomaron la orden pero, cuando las junté con el cubo y el recogedor, perdieron la compostura y temblaron como gallinas. 

Balbucearon: -  ¿Hablas... en serio? ... ¡Pero si era una broma, mujer! ¿Cómo vamos a trabajar a esta hora tan temprana? jejejejejejeje ¡Si somos unas guasonas, boba de Coria!

Solo les faltó arrastrarse por el suelo pidiendo clemencia. Sin embargo mi actitud de firmeza se fue al traste cuando mi boca inició una tanda de bostezos a cuál más escandaloso ¡Madre mía, que sueño me entró! y contagié a todo bicho viviente.

Los comensales de la Santa Cena fueron los primeros en marcharse a seguir durmiendo. Pascualita solo había abierto, un poco, la puerta del barco hundido y volvió a cerrarla rápidamente. Medio minuto después todos dormíamos a pierna suelta y ni siquiera el: - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! de la Cotilla al volver del trapicheo nocturno, nos despertó.

jueves, 13 de junio de 2024

¡Jodío Servidor!

¡El Servidor ataca otra vez! ¿De qué vas insensato? Mucho me temo que se trate de uno de tantos vecinos, cabreados conmigo porque no les dejo dormir (dicen)

Esto no puede seguir así. Me deja en mala posición delante de los personajes de casa que, si no salen en el Relato ¡es como si no existieran! 

Pascualita empieza a ponerse nerviosa. Se sabe la Estrella del grupo y no quiere perder protagonismo. De momento se ha comido ya un montón de bolas de polvo que se le pusieron a tiro. - ¡Nos extinguiremos! (claman mientras corren a esconderse por los rincones) 

La Cristalera está abierta todo el día. No quiere que, en un arranque de rabia, la sirena se líe a mordiscos con ella. 

Yo estoy afónica de tanto llamar al Servidor, unas veces dentro de casa, otras desde el balcón: ¡¡¡SERVIDOOOOOR, VUELVE!!! 

Es tal la preocupación que tengo que no se me ha ocurrido preguntar al árbol de la calle por la plantita que dejé a su cuidado. - Aquí sigue, gracias a las nubes que han descargado el Diluvio sobre ella. ¡Tampoco hacía falta tanta agua! Menos mal que guardo todo lo que me tiran a la copa y había un patito de plástico al que se sujetó. Fue su salvavidas. Ahora cree que el pato es su madre y lo tiene agarrado todo el día. El pobre está tacituno porque, como dice él: - Ha salvado una vida pero ha perdido su libertad.

Menuda frase para la Historia.

miércoles, 12 de junio de 2024

¡TACHAN!

No sé qué hora sería pero puedo asegurar que aún no habían puesto las calles cuando la voz poderosa del árbol de la calle, me despertó: - ¡Nena, tu turno comienzaaaaa.... YA!

Salté de la cama como un muelle de colchón. Estaba oscuro como boca de lobo y mi imaginación, aunque adormilada, elucubró: - ¡Oh, nooooo! ¡estamos en la Edad Media! ¡Me quemarán en la hoguera por bruja! Ah, pero no lo soy. Ni siquiera me gustan las escobas... - ¡Falsa! (gritó la escoba desde la despensa) 

Me metí entre las sábanas, apreté bien los ojos. Quería perder de vista una época tan negra. El vozarrón del árbol de la calle me encontró enroscada en la cama: - La plantita del balcón te reclama. Escúchala: - ¡QUIERO COMERRRRRRR!

¡La madre que la parió! si esto va a ser así cada noche tendré que encontrar una solución.

Junto al balcón Pascualita discutía con la Cristalera que no estaba por la labor de abrirse a esas horas. Yo no discutí nada. Entré como el caballo de Atila en el balcón, abriendo de golpe la cristalera y de paso, lancé la sirena a la copa del árbol de la calle donde la dichosa plantita seguía en sus trece.

Un vecino se asomó a su ventana para quejarse del ruido que, según él (y otros muchos) hacía yo: - ¡TODAS LAS NOCHES IGUAL, JOPE YA! - El haz de luz que salía de su cuarto iluminó una escena dantesca: Los dientes de tiburòn de la sirena estaban a punto de cerrarse sobre la plantita birriosa. Un alarido vegetal cortó la oscuridad como un cuchillo bien afilado en cuanto el vecino apagó la luz...

Ahora no puedo dormir. La conciencia me remuerde y la curiosidad se muerde la uñas por no saber qué fue lo que pasó finalmente... - Pues vaya faena...

 

martes, 11 de junio de 2024

Tengo una responsabilidad...

Ha caído el Diluvio en Palma ¿por qué? ¿por qué antes he tendido la colada de la semana? ... No. ¿Por qué iba por la calle sin paraguas? ... Tampoco. ¡Porque había regado la única y poco mimada planta, de la maceta del balcón! ¡Que jodía la lluvia!

Pascualita lleva unos días que parece tentarle comer verdura. Y ya está harta de tanta alga aunque sean variadas. Así que le ha echado el ojo a la humilde plantita que, "gracias" a mi está más para estar en la UCI vegetal que en el balcón de casa.

Mientras le arrancaba unas hojas secas, la sirena, reptando, ha llegado hasta mi y cuando iba a saltar a la maceta, se lo he impedido cazándola al vuelo y metiendola en el bolsillo del delantal.

Ha sido todo tan rápido que la medio sardina estaba desconcertada. Pero le ha durado poco el despiste. Y furiosa por la interrupción, ha usado su dentadura de tiburón para arrancar de cuajo el bolsillo y saltar de cabeza a la maceta que, como le ha cogido de sorpresa, ha perdido el equilibrio, ha caído y ha puesto el suelo del balcón perdido de tierra.

Menos mal que la Escoba estaba en horario laboral y ha corrido para recogerla y dejar el suelo niquelao. He firmado un convenio con el árbol de la calle para que acoja a la maceta en su copa y yo me encargaré de que no le falte abono ni agua.

Todo ha salido a pedir de boca, incluso hemos sido aplaudidos por los personajes de casa, menos por la sirena, que se ha pasado el día remugando y enseñando los dientes, porque no se ha salido con la suya.


 

lunes, 10 de junio de 2024

Las gallinas que entran por las que salen...

Algunos personajes de casa me dieron un susto morrocotudo cuando, al despertarme de madrugada y encender la lamparita de noche, los encontré rodeando la cama y cuchicheando: - ¿Todavía duerme? -¿La despertamos? - No, que se enfadará y luego no nos contará nada. - ¿Cómo puede ser taaaan cruel? - Tampoco hay que dramatizar, Cristalera.

- ¡Qué pasa? ¿Qué hacéis aquí en lugar de estar durmiendo? - Queremos saber qué ha pasado con las votaciones - ¿En serio queréis que os lo cuente AHORA? - Un enorme bostezo salió de mi boca que se fue extendiendo y enroscándose a mi cuerpo hasta acunarme y cantarme una nana infalible. Resultado: me dormí.

De modo que no ha sido hasta esta mañana, en el desayuno con Pascualita, cuando he dado la noticia: el resultado de las elecciones ha sido el esperado: unos han subido en escaños, otros han perdido algunos pero, como decía José Mota: las gallinas que entran por las que salen. Y todo el mundo contento.

Los ojos de los personajes ni parpadeaban. - ¿Entonces...? (La voz del árbol de la calle sonaba emocionada) - ¡TODOS HA GANADOOOOOOOO, COMO SIEMPRE! (grité para que me oyeran bien)

- Uf, que peso nos quitas de encima, boba de Coria... - Y se puso a canta el Brindis de la Traviatta.

domingo, 9 de junio de 2024

¡A votar!

El rolls royce de los abuelitos, aparcado en la parada del bus, ha obtenido el efecto deseado: alborotar al personal automovilístico que llevan media hora pitando como descosidos.

La presencia del cochazo se debe a que los abuelitos y la bisabuelastra, apodada la Momia, cariñosamente, dada su longevidad, pues lleva camino de quitarle el récord de años vividos al mismísimo Matusalem, han salido de la Torre del Paseo Marítimo para ir a votar, porque hoy toca elecciones europeas. La Momia es muy de quedar bien y si hay que ir a votar, se va. Y ya puestos, se han dado un paseíto por Palma y nos han hecho una visita... impuesta por mi bisabuelastra para estar junto al amor de su vida: el alma de mi primer abuelito que, por cierto, ha aparecido sobre el regazo de ella con un sudario espectacular.

Confeccionado con seda salvaje del Caribe más bullanguero. Con urnas bordadas en las que no paraban de entrar papeletas que hacían cosquillas a la Momia que reía a mandíbula batiente.

Yo fui describiendo lo que pasaba entre la pareja sin pensar que Andresito (mi segundo abuelito) es hijo de la bisabuelastra y hay intimidades de los mayores que no pueden contarse a los hijos.

Estábamos tan contentos de tenernos los unos a otros que saqué una jarra llena de chinchón on the rocks y duró menos que un bizcocho a la puerta de un colegio. Así que tuve que sacar más y lo tomamos con ensaimadas.




 

 

sábado, 8 de junio de 2024

Servidor ¿de qué vas?

Blasfemé a pleno pulmón y hasta el árbol de la calle se tapó los oídos con sus ramas. Los comensales de la Santa Cena alucinaban en colores: ¿Qué dice? ¡No se entiende nada!

La Cotilla entró en casa como un elefante en una cacharrería - ¡Calla de una vez, animal de bellota! Tienes a los vecinos soliviantados! - A ver cómo estaría usted si le pasara lo que a mí. Me he enterado de que tengo un Servidor... - ¿Ah, sí...? ¿Es comestible? - No sé, no lo pregunté cuando me lo dijeron. - Pues, hija. Tendrías que haberlo echo y podríamos cambiar un poco de menú.

Llamé a la abuela y se puso Geoooorge: - Madame decir que no estar en the house. - Dile que tengo que pedirle consejo sobre un Servidor que tengo en casa. - "¿De qué hablas, María Fernanda?" - Tengo un Servidor. Debe ser algo así como un mayordomo inglés. -  "¿Quiéres ponerte a mi altura, nena? Hace falta tener pasta... " - Tengo espaguetis... 

- "¿Cómo es el tal Servidor? ¿Alto, bajo, moreno, rubio platino? A ver si puedes aprovecharlo para que te haga, por fin, a mi bisnieto." - Solo sé que es un poco rebelde aunque bien educado. Por ejemplo, ayer noche me falló y no pude escribir nada. - "Empezamos bien ¿Le dirías cuatro frescas, no?" - Ni lo vi. Está pero no le ves y ayer solo decía: - ¡Lo siento!

- "¿No será alguien del... Más Allá?" - Ah, pues no había caído. Hablaré con tu ex, abuela.

Fue nombrarlo y aparecer mi primer abuelito en lo alto de la lámpara del comedor. - ¡No tengo nada que ver con éste tema, nena! Será un impostor el tal Servidor ¿Quiéres que le de un susto? - No te diría yo que no.

jueves, 6 de junio de 2024

Eructando, que es gerundio.

La sirena sigue cantando. Y mientras eso ocurra, la abuela ha prohibido a Andresito, venir a casa. - ¿Por qué? pregunta mi segundo abuelito constantemente y recibe un ¡PORQUE SI! nervioso. Tiene miedo la abuela de que Pascualita lo envuelva con sus cantos de sirena y se lo quede para siempre. Aunque, lo que de verdad le preocupa es que le quite el puesto de dueña de la Torre del Paseo Marítimo.

Esta mañana he salido al balcón antes de que pusieran las calles y ahí seguía el Policía Montado del Canadá, en el mismo sitio de ayer. ¡Bien, me dije - Pascualita está perdiendo facultades. - y fui a la cocina a desayunar con la medio sardina pero ella no se presentó.

- ¡Pascualita! - la llamé asomada a la pila de lavar del comedor. No hubo respuesta. No tuve más remedio que meter las manos, coger el barco hundido y ver si la sirena estaba allí. Pero no había nadie.

A mediodía, a punto de abrir una nueva lata de fabada asturiana, me atacó un mal presentimiento: - ¡Eh, cuidado, mamarracho. No me avasalles, jodío! (le grité) y corrí escaleras abajo plantándome delante del Policía montado del Canadá. Era una carcasa vacía. - ¡Oh, no! Pascualita le ha comido el aliento vital al canadiense y a su caballo por no hacer oídos sordos a los cantos de sirena.

Un eructo, digno de estar en el Libro Guinnes de los Récords, me dijo dónde estaba Pascualita: - Sígue el tufo que voy dejando. No es culpa mía que la sirena tenga el estómago sucio. 

La encontré durmiendo a cola suelta en el alcorque del árbol de la calle. Escondida en el bolsillo de la bata siguió soltando eructos. Tal vez los correajes y la pistola del Policía, además de la silla de montar del caballo, eran algo indigestas...

miércoles, 5 de junio de 2024

Armas de sirena.

A grandes voces me llamó el árbol de la calle: - ¡NENAAAAAAAAAAAAAAA! - Pero no le eché cuentas porque estaba tan abstraída que apenas me enteré. Fue Pepe el jibarizado que, desde su repisa de la cocina gritó: - ¡OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO! - añadiendo unos signos de admiración que llamaron mi atención: - ¿Qué pasa? (pregunté intrigada).

Los comensales de la Santa Cena, todos asomados al marco del cuadro, estaban preocupados porque no contestaba a la llamada del árbol de la calle: - Estoy poniendo los rulos a Pascualita. No puedo estar en todo.

Pompilio, que cruzó corriendo el comedor con un cargamento de calcetines únicos, a punto estuvo de cargarse el efecto sorpresa: - Hay una cosa rara en la calle y... - ¡CALLA! (el grito de los personajes de casa fue unánime y Pompilio desapareció de mi vista, más raudo que nunca: - ¡ZUUUUIIIII...!

 La Cristalera estaba remolona, como si no quisiera abrir la puerta. Cuando pasé al balcón dijo: - Pasa pero recuerda que yo lo vi primero. - Ahí tuvo sus más y sus menos con el resto de personajes. ¡Por fin! salí al balcón... con las legañas puestas y las greñas despeinadas, entonces, ¡LO VI!

Era un POLICIA MONTADA DEL CANADA, más bonito que un San Luis. - ¿Qué hace aquí? (pregunté al árbol de la calle) - Lo ha puesto el Ayuntamiento. Está de adorno. - Escuché un suspiro y una canción. Pascualita entraba en acción utilizando sus ancestrales armas de conquista, la muy jodía. - ¡Así no vale! (le dije)

martes, 4 de junio de 2024

Delicadito.

- He visto a Bedulio sentado en un banco del parque y me he dicho ¡Voy a saludarle!. Fui por detrás y poniéndole la mano en el hombro, grité: - ¡Te pillé! jajajajaj... ¿qué te pasa, hombre? ¡No te desmayes! ¡Pidan una ambulancia, por favor!

- Por lo visto el pobre aún está de baja. De todas maneras tiene muy poco aguante. No puede una persona ir por ahí desmayándose porque le han hecho una broma.

Les contaba este episodio a los personajes de casa y hubo sus más y sus menos, empezando por mi primer abuelito, que está como unas Pascuas desde que sabe que su ex no aparecerá por el Más Allá, de momento.

- Nena, tienes que ser más sutil con las bromas que gastas. Hay gente que no le gustan los sudarios, sean de Alta Costura o de mercadillo. 

Los comensales estaban divididos. Algunos dijeron que Bedulio era un alma cándida. Otros, que yo era una impresentable. 

El árbol de la calle puso boquita de piñon, cosa harto difícil teniendo una bocaza de madera y dijo: - No me atrevía pero ya que decimos verdades..., nena, debes reconocer que eres más basta que unas bragas de esparto.

Pascualita aplaudió a rabiar con sus manitas palmeadas. ¿Cuándo será el día que reconocerá mi valía la dichosa medio sardina? Me enfadé mucho y la amenazé: - ¿A que no traigo más garrafas de agua de mar para "su excelencia"? ... ¿Ya no aplaudes, Blancaflor?

lunes, 3 de junio de 2024

Bulos y más bulos.

 Los vecinos se arremolinaban junto a la puerta de entrada de mi edificio. Y todo porque ha venido a casa el jefe de Bedulio. - Me asomé al balcón para ver el espectáculo y el árbol de la calle me previno: - Hablan de ti... jejejejejeje.

Achuché a mis orejas: ¡trabajad un poco! - Y, aunque a regañadientes, hicieron lo posible para escuchar las murmuraciones: - Para que haya venido el jefe de los Municipales la nena tiene que haberla liado parda. - Dicen que se ha cargado a su abuela... - ¡Ostras! será cierto porque hace mucho que no la veo por aquí. - Aquella también era buena. Había que echarle de comer aparate...

Mi primer abuelito apareció flotando frente a mi: - ¡¿No será verdad. nena?! - ¡Que va! Esta tropa son fabricantes de bulos. - Ay, que peso me quitas de encima. He estado apunto de pedir que me trasladaran al Infierno.

Entretenida como estaba me olvidé de la visita y tuvieron que ser los vecinos quienes me lo recordaran. - ¡Mírala, están llamando a su puerta y no se entera! - ¡Nena, ábrele al Jefe que lleva DOS HORAS llamando a tu puerta, jodía!

No empezamos con buen pie. El ceño fruncido de aquel hombre no le gustó, ni poco ni mucho, a Pascualita que, antes de esconderse en el barco hundido, dio una ráfaga de coletazos, rápidos y eficaces que dejaron al pobre echo una sopa. Había agua por todo y al dar otro paso, resbaló y se pegó un castañazo de padre y muy señor mío.

- ¡SACADME DE ESTA CASAAAAA! (gritó) - Y cuando se lo llevaban a la sillita de la Reina, ordenó: - ¡Quiero esta casa vigilada las veinticuatro horas. Bedulio tiene razón: aquí pasan cosas raras.

Una vecina preguntó, ansiosa: - ¿Es verdad que ha matado a su abuela? - Y los ojos del Jefe bailaron la rumba en sus cuencas: - ¡VAMONOOOOOOOS!


 









domingo, 2 de junio de 2024

De algo hay que hablar...

Durante unos días, Bedulio y yo, fuimos la comidilla de la calle sin enterarnos. Fue la Cotilla quien llegó a casa con la noticia. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! Me han dicho que estás liada con Bedulio... - ¡¿Yoooo?!... - No te hagas la tonta que, quien me lo ha dicho, lo sabe de buena tinta. - ¿Mejor que yo? - ¡Mucho más! tu siempre estás en las nubes...

Mi primer abuelito apareció sobre la cabeza de la Cotilla. - ¿Le doy un susto, nena? (preguntó, solícito) - No, que lo mismo te pasas, se muere y te la mandan al rincón del Más Allá donde estás tú.

- Tienes razón. Solo me faltaba eso. - ¿Te pasa algo, abuelito? - Estoy raro. Debe ser la abstemia primaveral... - ¿También tenéis de eso en el Otro Barrio? - Sí, hija. No nos privamos de nada... Estoy agobiado. Mis amigos me tiene todo el tiempo probándome sudarios y hay ratos que estoy que no me tengo en pie.

- Si no tienes pies... - Desde la cocina llegó el OOOOOOOOOOO de Pepe el jibarizado que, según mi primer abuelito quería decir: ¡Yo tampoco! - Otra cosa no tendrá el llavero (de echo no tiene nada) pero oído sí que tiene. No sé cómo, pero lo tiene.

Pascualita la celos, ha saltado de la pila de lavar del comedor a mi escote para estar en el ajo de lo que hablamos. El abuelito dio un salto: - ¡Jopé, que susto me ha dado la medio sardina! (después proseguimos la charla, que habíamos dejado a medias, como si tal cosa).- Entonces ¿tienes lío con Bedulio o qué? ...

sábado, 1 de junio de 2024

Casi descubre a Pascualita.

Llamaron a la puerta mientras Pascualita y yo estábamos desayunando. Salí a abrir arrastrando las zapatillas (clac, clac, clac...) y rascándome la espalda como si no hubiera un mañana. Lancé un ¡Ya va, coooñe! con mi dulce voz de recién levantada.

Al abrir encontré a Bedulio el municipal en el rellano. Llevaba unos cuantos carteles con mi, supuesta, cara. - ¿Eres tú ésta? - ¿Yoooo? ¿Desde cuando no vas al oculista? - Di sí o no. Rápido, que no tengo toda la mañana para dedicártela. - No. - No ¿qué? - No a lo que me has preguntado... - O sea, que no lo sabes. - Sí lo sé. - Pero si me has dicho que no. 

Viendo que la cosa iba para rato le invité a entrar. - Se me enfría el cola cao, Bedulio... Si quieres uno ven a la cocina. 

Fue al pronunciar la palabra COCINA cuando caí en la cuenta de que allí estaba Pascualita llenando de cola cao mesa, sillas, paredes, suelo ¿Cuándo aprenderá la medio sardina las reglas de urbanidad?

El Municipal dio dos pasos dentro de casa. Tenía que pararlo y entonces, grité: - ¡No le hagas nada, abuelito! ¡Bedulio es amigo... ! - Para cuando terminé la frase, el pobre ya estaba llegando a su cuartel.

Más tarde, en el mercado de Pere Garau, escuché esto: - Ahora está con la camisa de fuerza puesta... - Pobret... - ¿Y dónde estaba? - Le vieron salir de casa de la nena... - No es la primera vez (dijo una vecina muy enterada) - Ah. No sabía yo que había tema entre ellos... - Sí, hija. - Pues no le veo yo futuro a esta relación... - Ahora me fijaré...