miércoles, 7 de agosto de 2024

¡Artistaaaa!

Estaba siendo una mañana tranquila hasta que, desde la cocina salió un ¡¡¡OOOOOOOOOO!!! espectacular.  Pepe el jibarizado gritaba con tal cantidad de decibelios que la pared de la despensa se agrietó.

Pascualita saltó de la pila de lavar del comedor a mi escote y sus inexpresivos ojos de pez miraban hacia la cocina. ¿Estaba preocupada o era simple curiosidad?

Las COFRE corrieron a refugiarse bajo el sofá de la salita donde apenas tuvieron sitio por la cantidad de bolas de polvo que habían llegado antes.

Las dos caras de la Cristalera, nerviosas, no se ponían de acuerdo en si cerrarse... o no. El árbol de la calle zanjó la discusión. - Si cerráis os haré añicos con un golpe de rama. ¡Quiero escuchar lo que pasa!

Es difícil de creer lo que vimos la sirena y yo cuando entramos en la cocina: ¡a la cabeza jibarizada dando saltos en su estantería! Espantada, grité: - ¡Qué alguien llame a 061. Es una Emergencia!

Mi primer abuelito apareció llevando un sudario lleno de alfileres. - Estaba con Oscar de la Renta en una prueba del nuevo sudario y he escuchado los gritos de Pepe ¿Qué le pasa? - Como no te lo diga a ti...

La telepatía entre ellos funcionó como siempre. Entonces mi primer abuelito gritó: - ¡Todos a la salita a ver la tele! - Allí nos plantamos en un periquete. Estaban entregando medallas olímpicas y ... ¿para quién fue la de oro?  ¡¡¡PARA UN ATLETA DE PAPUA-NUEVA GUINEA!!!

¡Hasta los comensales de la Santa Cena saltaron del cuadro, por una vez y sin que sirva de precedente, para festejar el triunfo de un familiar de Pepe! Y paseamos a la cabeza jibarizada por toda la casa, dando vivas y bebiendo chinchón on the rocks como si no hubiera un mañana.

 

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