sábado, 17 de agosto de 2024

La Cotilla, otra vez.

La ida de Pascualita a vete tú a saber dónde, acabó pero, desde entonces no me quita el ojo de encima. Es como si me viera por primera vez. Y enseña su dentadura de tiburón con más frecuencia que antes... ¿Estará, otra vez, en celo?

¿Qué debió pasar por su cabeza aquel día? Sin duda recuerdos agradables de cuando era una dulce sirenita, protegida por sus papás a muchos metros bajo el mar. Pero hay momentos que me mira y se relame. Entonces me siento como un bollicao a la puerta de un colegio y un escalofrío recorre mi espalda.

He hablado de ello con la abuela: - Geoooorge, dile a mi abuela que se ponga al teléfono. - Madame decir que no estar... - ¡Uep!GeoooorgeBrexit... - Desde que se ha demostrado que el Brexit no es lo que parecía para su país, no aguanta que le llame así y claudica: - "¿Qué le has dicho a mi mayordomo, nena?" - Nada... Creo que la sirena me quiere comer... En el mal sentido de la palabra, abuela. - "Sí, hija, sí ¿No ves que tendría un empacho?" - Lo pensé un momento y comprendí que la abuela tenía razón.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! Mira que he encontrado junto al contenedor de basura del súper. - Y me enseñó una pecera redonda con un pececillo, bastante feo, dentro. Me temblaron las piernas.

-  Lo meteré en la pila de lavar del comedor que, al fin y al cabo, solo sirve para tener algas.- Tiene agua de mar... - Otra rareza tuya. - Quitó el tapón de la pila y echó dos cubos de agua del grifo ¡y al pez!.- Cotilla ¿recuerda a su Ataulfo y lo poco que duró? Creo que no es lugar para peces...

Lo peor es que la Cotilla no se iba y peligraba la vida de Pascualita...

 

 

 

 

 

 

 

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