La DANA deja agua por un tubo. Hay que ver la capacidad que tiene de regar a todo bicho viviente lanzándole toneladas de agua. - ¡Hay que ir al aseo más a menudo, señora DANA, que luego todos pagamos su pereza! (ha dicho la Fregona mirando a las nubes negras que se pasean de acá para allá por el cielo de Baleares)
El que respira tranquilo es el árbol de la calle. - Tengo el alcorque inundado pero no se me ha llevado el viento ¡Yujuuuu! - El comensal de la Santa Cena, de las treinta monedas, se tira de los pelos viendo como toneladas de agua buena se van por las rieras camino del mar sin que se pueda ganar ni un céntimo con ella. - ¡Guardarla en botijos para cuando haya sequía!
Pascualita se ha enterado del desastre de barcos hundidos en Formentera y está más enfadada que un mono porque no ha podido participar en el festival acuático. Me lo ha dicho mi primer abuelito que ha venido a enseñarme su nuevo sudario de DANAS, lleno de truenos, relámpagos y chaparrones.
- Dice que, en sus tiempos, fue de las sirenas más bulliciosas. En cuanto el mar se encrespaba no paraba de cantar para que los marinos en apuros se tiraran al mar en su busca. Eran días de grandes comilonas en las simas abisales. ¡Eso eran comidas! (dice) No lo que le das tu: pienso y más pienso ¡Pura porquería! Nunca pensé que la vida podía ser taaaan aburrida... - ¡Que desagradecida! ¿No querrá un atún de treinta kilos cada día?
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