jueves, 22 de agosto de 2024

Querido abuelito.

Menudo enfado lleva la Cotilla porque, además de no haber sacado ninguna ganancia de su desgracia" dice que la culpa es mía porque no le he dado bombo y platillos a la noticia. - ¿Qué quería que hiciera? - Contarlo a los cuatro vientos. No todos los días se pierde la primera falange de un dedo tan importante... - Pues como los otros... - ¿Ah, sí? Dime, ¿con cuál te hurgas la nariz? ¿cuál empleas para llamar a un timbre?... - ¡Vale, vale! - Además ocurrió en TU CASA. - Pero en SU HABITACIÓN, Cotilla. - A partir de aquí vino una larga e inútil discusión porque no llegó a ninguna parte.

Quien sí llego fue mi primer abuelito echo un brazo de mar de lo elegantísimo que estaba con su nuevo sudario, firmado por Paco Rabanne. Era pura música que saltaba arriba y abajo sin tocar nunca las mismas notas. Me extrañó: - ¿Cuántas notas hay? - ¡Son miles las de las civilizaciones pasadas y olvidadas! 

Bailamos durante horas. Paramos porque las COFRE nos obligaron. - ¡Hay mucho por barrer y fregar! - No nos importó porque habíamos sido tan felices como si él no fuera un ánima del Más Allá. - Gracias, abuelito. - Gracias, nena.

Sonó el teléfono y se acabó la magia. - Hola,... jefe - No vendré a... trabajar... Se ha muerto ... la abuela... ¿Cómo que ¿otra vez? ... ¿qué cuántas tengo?... Ahora una menos. Sí, sí... todavía me quedan algunas... Son bisabuelas... ¡Ah! y una tatarabuela... Sí, nos veremos mañana, después del funeral, en El Funeral... Adiós, jefe.

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