martes, 3 de diciembre de 2019

Donde las dan...

Pascualita sigue canina. Y la abuela no para de llamarme por teléfono para saber si ya ha comido y qué. Le digo que sí para que se calle y a la sirena la motivo diciéndole que le va a quedar un tipito que para mi lo quisiera yo. Pero sigue cabreada y hambrienta.

Se juntaron en casa la Cotilla y la abuela: ¿No podéis reuniros en otro sitio? - Necesitamos intimidad por lo visto (me contestó la vecina) - Pues si queréis chinchón, café y cositas para mojar, las traéis vosotras que yo estoy a dos velas.

- ¡¿No me digas que fuiste de compras, como una descosida, la semana del Viernes Negro?! Verás como se entere Hacienda... - ¿Qué tendrá que ver la velocidad con el tocino, Cotilla? - Que si tienes un sueldecillo, no trapicheas ni "límpias" cepillos de las iglesias y esas cosas, y te vas de compras compulsivas cuando la tele te lo ordena, una de dos: o los anuncios te han hipnotizado para que los obedezcas o tienes una cuenta corriente en un paraíso fiscal de esos ¡Y el ojo de Hacienda todo lo ve!
- Ay, no me asuste... ¿Qué pasa con la abuela? - Quiere pedirme un favor. Está muy preocupada por una amiga suya que se está quedando como un fideo.

- ¡Oh, no. Pascualita! (pensé) Y efectivamente, de eso se trataba. Cuando llegó se encerraron las dos amigas en la salita en plan misterioso. Cuando salieron oí:. - "Quedamos en eso ¿eh, Cotilla?... ¿Seguro que es veterinario?"

Antes de que irse a El Funeral los abuelitos pasaron por casa. Iban la mar de peripuestos. Casi en seguida llegó la Cotilla y un amigo suyo. La abuela sacó el móvil para llamar a Geoooorge que subió, ipso-facto, con una pecera redonda en las manos. Un pez enclenque daba vueltas tristemente.

El "veterinario" lo examinó. - Está desnutrido. Hay que darle vitaminas a paladas y comida natural, nada de piensos. Dieta Mediterránea y será mano de santo.

Al volver, de madrugada, la abuela se quedó en mi casa y el mayordomo subió una gran maleta que depositó en su antigua habitación.

Al quedarnos solas se llevó el orinal aristocrático con ella y señalándome con un dedo acusador, dijo: - "A partir de mañana, quien va a estar a dieta serás tu, boba de Coria y no mi chiquitina. Geooorge se encargará de ello." Y cerró tras ella, la puerta de su cuarto que chirrió amenazadora - Que mal cuerpo se ha quedadoooo...

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