miércoles, 11 de diciembre de 2019

En la peluquería.

Hay un sitio al que Pascualita no ha ido nunca y es la peluquería. Por eso me la llevé cuando fui a que me dejaran para echar cohetes de guapa.

Iba, como siempre, en el termo de los chinos. Está acostumbrada y, salvo cuando engorda y los michelines la dejan apretada ahí dentro, no da guerra.

Cuando me hicieron pasar al lavacabezas tuve que quitarme el termo del cuello. Estuve a punto de coger a la sirena y ponerla en mi bolsillo pero una mujer que parecía llevar un casco de samurai porque le habían hecho las mechas, no me quitaba ojo mirando a través del espejo. De modo que colgué el termo en el perchero.

Después de lavarme el pelo y antes de sentarme en el tocador, quise coger el termo y me dijo la peluquera que le iba a estorbar mientras me cortaba el pelo.

Tuve que sentarme junto a la cotilla del espejo. Me dijo: - ¿Qué lleva en esa birria de cosa? (señalando el perchero). - Las cenizas de mi novio. (contesté sin pensar) - La mujer tragó saliva tres veces seguidas y después murmuró bajito: - Perdón...

Por lo visto abrí la caja de Pandora porque, en un momento, todos el mundo quería saber qué le había pasado a mi novio. Si era mallorquín, peninsular o extranjero. Si era guapo, feo o medio pensionista. Qué tiempo llevábamos juntos. ¿De qué murió? Cuánto tiempo hacía ... En fin, un interrogatorio en toda regla y donde cada respuesta daba para media hora de cábalas.

Finalmente, la primera cotilla, queriendo enmendar su metedura de pata, dijo a la peluquera: - Pobrecilla, déjale que se cuelgue el novio al cuello.

¡Otro revuelo! De pronto me vi rodeada de mujeres pidiendo, a gritos, ver las cenizas.

A pesar de mis negativas, no pude evitar que un montón de manos revolotearan junto al tapón del termo hasta que éste cayó al suelo y un pequeño demonio con cola de sardina, saltó de cabeza en cabeza llenando la peluquería de gritos y llantos histéricos.

- ¡¡¡¿Qué es esto?!!! - gritaron voces desgarradas - ¡¡¡El ANIMA DE MI POBRE NOVIO!!! -  grité mientras trataba de atrapar a Pascualita y salía por pies del local.

El telediario de la noche se abrió con la siguiente noticia: - ¿Qué fue lo que dejó calvas a quince mujeres en una peluquería de Palma? ¿Un champú en mal estado?. El dueño de una tienda de chinos, el señor Li, se ha apresurado a decir que de su tienda no ha salido nada malo. También se habla de un ánima en pena cabreada pero, ya nos han dicho en el Obispado que no hay que creer en esas cosas "ni hartos de vino" El caso es que la novia "viuda" se largó sin pagar. La busca la policía.

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