sábado, 14 de diciembre de 2019

La Cotilla y sus negocios.

- Ayer fue Viernes y Trece y,  por mi, como si se la pica un pollo. Vamos, que ni fu, ni fa. ¿A qué me suena esto? es el título de una película de miedo, o sea, ficción. Y da miedo hasta un cierto punto porque no es real. Por ejemplo, que suban la factura de la luz es real y eso sí que da miedo.

Pascualita me mira como quien oye llover. No me hace ni caso pero a mi, que no tengo nada que hacer, me gusta tenerla al corriente de las cosas.

- Antiguamente, o sea anteayer, la fecha del mal fario era la de Martes y Trece, para la que incluso hay un refrán que dice: en Trece y Martes, ni te cases ni te embarques.

- Avisados estábamos, luego cada cual procedía según el grado de superstición que tuviera. Y si te daban un susto te asustaba de verdad. Ahora salen vampiros, zombis, brujas, fantasmas, mucha telaraña y lo único que haces es reírte.

La sirena clavó en mi sus ojos saltones en plan ¡Calla ya, coñe! Pero me siento responsable de su educación terrenal y no puedo parar. Lo que me gustaría es que me contara cómo celebran este día en el fondo del mar pero es muy suya y no sé si querrá.

A Pepe ya ni le pregunto, No es cuestión de remover recuerdos dolorosos porque a él sí que le dieron un buen susto, como que perdió la cabeza, que al final fue lo único que quedó del pobre porque el resto del cuerpo lo usaron para el cocido en aquella tribu de jívaros.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa. - El final de la frase coincidió con la entrada de la Cotilla en el comedor y me asusté. - ¿Con quién hablas? - Con... el ... orinal aristocrático... - No puedes ser tan tonta, boba de Coria. - ¡Claro que no! ese chisme tiene muchas historias que contar.

La vecina fue en busca del chinchón: - Si no es borracha, me siento incapaz de escucharte. - ¿Acaso no sabe que ese orinal fue usado por la marquesa de Ca la Pardala? Era una mujer muy agradecida. Cuando alguien se interesaba por la salud de sus intestinos, no dudaba en enseñar, orgullosa, sus deposiciones para admiración de todos.

- ¡Acabas de darme una idea para llegar a fin de mes! Enseñaré las mías ¡cobrando!

Y sin darme tiempo a reaccionar, agarró el orinal aristocrático, vació su contenido en el fregadero, Pascualita incluída y salió corriendo a sus trapicheos.




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