domingo, 12 de abril de 2020

29º día de Cuarentena por el Coronavirus.

Es necesario que llueva para que se nos quite el malhumor por tener que estar enclaustrados mientras el sol y el calor inundan nuestras calles vacías. Por eso salgo todos los días al balcón a cantar a voz en grito: ¡¡¡QUE LLUEVA, QUE LLUEVA, LA VIRGEN DE LA CUEVAAAAAAAAAA!!! Y nada. San Pedro, o quien sea que abre los grifos, no sabe, no contesta el jodío.

Los vecinos me tiran de todo pero se, que en el fondo, saben que tengo razón. Y no me quejo porque, lo mismo me llenan el balcón de patatas, o de tomates (chafados, si, pero van bien para hacer salsa), algún que otra bolsa de frutos secos... Lo que tienen más a mano, vaya. Lo que no han hecho nunca es tirar papel de váter ¡Eso no. Es su tesoooooooro!

Comento el caso con la Cotilla. - Y el día de mañana, este fenómeno mundial, se estudiará en las universidades y en las aulas de psiquiatría. ¡Y nosotras lo hemos vivído, Cotilla!. Las genraciones venideras nos preguntarán: ¿Por qué? - ¿Por qué, qué? - Lo de los rollos de papel de váter, mujer. - ¡A mi que me cuentas! Yo lo vendo a buen precio, usado eso sí. - ¡¿QUEEEEEEEEE?! - Es que nuevos no los encuentras ni buscando con lupa. - También tiene usted razón.

Mientras comíamos sacó un móbil de su bolso. Es algo así como el de Mary Popins porque le cabe hasta la catedral de Palma como se empeñe en venderla y llevársela a trapichearla.

- Tengo un concurso entre manos y tienes que ayudarme. Si lo gano te doy... mil euros. - ¡Vale! ¿qué tengo que hacer? - Tirarte por el balcón pero con gracia. - ¿Está de guasa? - Venga, mujer que son 1000 euros. - ¿Por qué no se tira usted y le hago yo la foto? - Porque no tienes ni puñetera idea de hacerlas. ¡Tírate de una vez!

Pensé que me vendrían muy bien esos euros y que si me había caído una vez y no me había pasado nada... Total, que me subí a una silla, de allí a la barandilla del balcón y la Cotilla contó hasta tres. Cuando iba por el dos y medio cosideré que un buen batacazo valía más de 1000 euros. - ¡Espere! 1500 o no salto.

La Cotilla se encampanó toda. - ¡Egoísta! ¡Te dan un dedo y te coges el brazo entero! - Y a grito pelado nos pusimos a discutir en el balcón. Fue en pleno rifirafe cuando se le calentó la boca y dijo: - - ¡Necesito los 10.000 euros del premio para poder llegar a fin de mes!

Mi primer abuelito me ayudó y la vecina cayó sobre Bedulio que patrullaba el barrio en busca de vecinos insolidarios. El pobre, asustado, gritó: - ¡Socorrooooooooooooo. El coronavirus me ataca!







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