domingo, 26 de abril de 2020

43º día de confinamiento y lo que te rondaré, morena.

He llamado a la abuela porque hoy es un gran día. Los niños y niñas pueden salir a la calle, durante una hora, después de mes y pico encerrados en sus casas a costa de la pandemia de coronavirus.

- ¿Yeeeessss? - Geoooorge, dile a mi abuela que se ponga. - Madame estar en cama. - ¡¿Está enferma?! - Yes. De aburrimientou. - Pásale el teléfono de una vez. - Mi no tener ganas. - ¡La madre que te parió, europeo!... ah, no... ¡solo, inglés! jajajajajajaja

Me costó soltarle varios insultos; amenazarle con llamar a la Guardia Civil; decirle que no hay bebida más asquerosa que el té. Y ahí se rebotó. Se puso hecho una fiera y con eso conseguí que moviera el culo e hiciera lo que le había pedido.

- "¿Qué quiéres, boba de Coria?!" - Que te levantes, te arregles, te maquilles, ponte las pestañas postizas, los estilettos, las plumas de marabú, los brilli brilli ¡lo que quieras! Pero vente a mi casa.

Cuando llegó parecía una puerta recién pintada. - "Ya estoy aquí... y ahora ¿qué?" - Entonces se fijó en mi. - "¿De qué vas?" - De nieta. - "¿Y esas trenzas?" - Como las que llevaba de pequeña. - "Si piensas que con ésta pinta vas a conseguir un candidato a padre de mi bisnieto, vas dada." - ¡Vamos a salir a la calle, abuela! Me llevarás de la mano y durante una hora, pasearemos por Palma tan ricamente.

La abuela pareció no entenderme  pero no tardó en encendérsele la bombilla. - "¡¡¡Estás como una puñetera cabra!!!" - ¿No te apetece salir a dar una vuelta? - "¡Claro, pero tu eres muy mayor!" - Anda, vamos que Pascualita se está poniendo nerviosa dentro del termo de los chinos.

Llevábamos casi una hora andando sin rumbo fijo cuando un municipal nos dio el ¡Alto! - "¡Vaya, nos han pillado!" - Es Bedulio, abuela ¡Eeeooo, Bedulioooooo! - El pobre palideció y trató de salir corriendo. Su compañero, asombrado, le dijo algo y el Municipal se acercó a nosotras. - ¿Qué hacen aquí? (a mi no me miró) - "Ya ves. Paseando a mi nieta" - Tiene más de catorce años. - "Uuuy, que va. Los cumple en octubre" - ¡No me líe o le pondré una multa que no se la salta un torero!

Al verlo tan nervioso, el compañero se acercó a ver qué pasaba. - No me deja que pasee a mi nieta. - El hombre volvió la cara. - ¿Dónde está? - "Aquí. Es ésta. Saluda al señor, nena" - Holaaaa. Me llamo... - ¡Ya está bien de guasa, señora! - En un momento rellenó un papel y se lo dio a la abuela. - ¡Son seiscientos euros, propina a parte!

Llevamos un buen rato discutiendo quién de las dos pagará la multa.

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