miércoles, 29 de abril de 2020

46º día de confinamientooooo...

Aaaaayyyyyyyyyyy me duele toooodo el cuerpo y encima tengo que sufrir el recochineo de todos los refugiados de mi casa que no entienden por qué. ¡Ja! Como todos ellos han dormido en cama o sofá, no se quejan. - ¡La culpa es suya Cotilla, por quitarme la cama! - Lo lógico es que me la cedieras ya que soy una invitada.

¡Encima! - Usted lo que es es una aprovechada, una lapa, una rémora, una... - "Vale nena. Ya está bien de quejarte, pareces una vieja. Así nunca encontrarás novio."

Cuando me pude enderezar llamé a Andresito. - Holaaa, guapaaaa... ¿necesitas algo? - ¡Sí. Que te lleves a tu familia a la Torre del Paseo Marítimo y os olvidéis de mi! - Pues no puedo complacerte y mira que me gustaría, nena, pero las autoridades no permiten que vayamos de visita a otras casas... - No irán a otras casa si no a la suya. - Pero saldrán de la tuya, nena y ya sabes que Bedulio está siempre al acecho... Además, me podrían infectar el coronavirus...

Antes de que pudiera replicar, colgó. Me volví, frenética, hacia mi primer abuelito que estaba subido a la lámpara del comedor, para pedirle ayuda pero era un caso perdido. Se notaba a la legua que se había enamorado de la Momia y solo tenía ojos y sentidos, fantasmales eso sí, para ella.

Entonces un escalofrío me sacudió como si recibiera una descarga eléctrica ¡¿Y si ésta tropa me contagiaba a mi?!

Cuando lo dije de viva voz se montó un cachondeo padre y yo cogí un cabreo madre. - ¿A qué habéis venido entonces? - "A cambiar de aires, nena, que pareces tonta" - ¿Y por qué no ha venido también Andresito? - "¡Quita, quita! No te he dicho que queríamos cambiar de aires" jajajajajajajaja

Y aquí estoy, en plena cuarentena, con la casa llena de antigüedades con una marcha tremenda, un mayordomo melancólico y yo durmiendo en la bañera. Creo que le pediré asilo-familiar a Pascualita porque también quiero "cambiar de aires"


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