jueves, 30 de abril de 2020

47º día de confinamientooooooo.

- Abuela ¿no echas de menos a tu maridito? - "¿Ya has bebido de buena mañana?" - Y a ti, bisabuelastra, ¿No tienes ganas de darle un besito a tu hijito? - Huy jajajajajajaja ¡no se deja el jodío! - Cotilla ¿a qué hora tiene que irse a trapichear? - A ninguna mientras Bedulio esté al acecho. Además, aquí se está tan ricamente y no se come mal, a pesar de tanto guisante y tanta zanahoria como le pone Geooorge a todo.

Mi gozo en un pozo.  A esta gente no la va a mover nadie de aquí y yo quiero mi libertad, mi autonomía, mi... - "¡MI, MI MI!" (me parodia la abuela) - ¡Ya salió la egoísta! (saltó la Cotilla) Me extrañó que la Momia no dijera nada pero es que no estaba con nosotras en la salita. Salí a buscarla y la encontré haciendo manitas con el fantasma de mi primer abuelito. - ¡Pero bueno...!

Dispuesta a hacer lo que sea para recuperar mi territorio, decidí a tacar con toda la artillería. - Abuela, tengo que decirte una cosa... aunque no sé sí... debo. - Pues no lo digas. - (¡Vaya por Dios!) - Bueno, te lo diré porque es algo que te atañe como esposa de tu marido. - Se volvió hacia mi con un cuchillo en la mano porque estaba pelando una manzana.

- Cuando hablé con él el otro día... oí risas femeninas de fondo... Con esto te lo digo tó y no te digo ná. - Como si hubiese saltado un muelle del sofá y se le hubiese clavado a ella, saltó hacia mi como una fiera. - "¡Y me lo dices ahora, boba de Coria!" - Me acabo de acordar...

La Cotilla, su amiga del alma, apuntilló: ¿Decía algo esa fresca? - Pues... hablaba con fuerte acento alemán... creo. - "¡¡¡¿QUÉ?!! ¿Estás segura?" - Fue Andresito quien dijo: humm... No me hagas más cosquillas... Corina. - "¡MAL HOMBRE! ¡LOS MATARÉ! ¡HARÉ SOBRASADAS CON ELLOS!" - ¿Por qué te pones así, abuela? ¿qué quiere decir Corina? - Pero no me escuchaba . - "Esa se ha quedado sin buen árbol al que arrimarse y ha pillado por banda al calzonazos de Andresito y le sacará hasta los higadillos. Le limpiará la cuenta corriente que también ¡¡¡ES MIAAAAA!!! ¡Geoooorge pon en marcha el rolls royce. Nos vamos a casaaaaaa!"

En ese mismo momento un alarido, que nos heló la sangre, nos hizo salir en tropel, al comedor. Allí estaba el mayordomo corriendo al rededor de la mesa, llorando, moqueando, gritando, con el labio inferior hinchadísimo y colgándole hasta sus pezones ingleses.

Miré hacia la pecera. Allí estaba Pascualita urgándose los dientes después de comerse un trocito de labio de Geoooorge. No quedó más remedio que emborracharle a él y a la Cotilla para que mañana no recuerden nada y la sirena continúe siendo alto secreto... A la Momia la dejamos en paz porque, embobada con mi primer abuelito, no se enteraba de nada.


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