lunes, 26 de abril de 2021

La pelotita.

 Está Pascualita con la bolita de Plástico como Pedro con la guitarra. Cualquiera se la quita. No la suelta ni para dormir. Salta con ella a la taza del cola cao,  a esconderse entre la algas del fondo del acuario, repta por la mesa de la cocina hasta el frutero sin soltarla... Es enternecedor verla. 

Los gorriones del árbol de la calle le han dado una serenata y, o éste bicho se sabe todos los idiomas, habidos y por haber, o disimula muy bien porque se ha sentado a escucharlos ATENTAMENTE. ¿Cómo sabía que era para ella?... ¡Anda! Seguramente era para mi ¡que tonta soy!

Estábamos en el balcón deleitándonos con los trinos cuando una nube a tapado el sol. Ha sido nen el momento en que los gorriones han pasado de los trinos armoniosos a la escandalera aterrorizada. - Pues sí que les afecta a éstos un poco de sombra. 

En un santiamén no ha quedado ninguno a la vista y Pascualita se le han puesto de punta los pelos-alga y abriendo la boca ha sacado la dentadura de tiburón a pasear. Al principio creí que le había dado un ramalazo de mal leche y quería atacarme por eso, le he dado un revés según venía hacia mi que ha salido volando hacia el árbol... donde ha chocado con "la sombra", un azor que llegaba con las garras por delante camino de los nidos.

La pelea ha sido dura a juzgar por las plumas que salían despedidas. 

- ¡¿Qué has hecho, mentecata?! (fue el mensaje telepático de mi primer abuelito). - ¿Mentecata? ¡Que antiguo eres! - ¿Eso te preocupa? que razón tiene tu abuela cuando dice ¡que cruz tenemos contigo. - ¡Abuelito!

Al azor le costó salir del follaje del árbol, en parte por lo espeso que es y también por el peso de uno de sus muslos que llevaba pequeños mordiscos, e iba camino de alcanzar el volúmen del de los avestruces. Poco después, Pascualita saltó al balcón, sin soltar la pelotita, camino del acuario buscando el reposo de la guerrera que es.

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