jueves, 29 de abril de 2021

¡Que somos los clientes!

 

Al entrar en el portal de casa he chocado con la Cotilla. - ¡Cuidado, boba de Coria ¡Aaaayyyy! - ¡Còmprese una gafas que ve menos que Pepe Leches, que tropezó con una esquina y dijo ¡usted dispense!

- ¡Pero si me has arrollado tú! - Tengamos la fiesta en paz, Cotilla, que vengo muy quemada del Banco Huuuuuuuyyyy si llego a encontrarme con el director general ¡Me lo como! Una hora larga llevo en la calle haciendo cola ¡Siempre igual! Tanto si hace sol como si truena y diluvia. ¡Que somos los clientes, coooooñe!

- Ahí te doy la razón y mira que me cuesta hacerlo. Nos tienen aborregados porque han logrado "modernizarnos", movil en mano, del que no podemos despegarnos porque todo se hace por ahí ¡¿Y si no quiero tener?! - ¡Eso digo yo, Cotilla! No lo quiero . Y pensar que todo empezó cuando, de niños, jugabamos a fabricarnos teléfonos con una cuerda larga y unos botes de cola cao...

Nos dimos cuenta que éramos hijas del mismo siglo, el XX que menudo fue el jodío. Y nos solidarizamos una con la otra y la invité a desayunar. - Vale, yo pongo un paquete de magdalenas que cogí anoche del contenedor de basura del súpermercado.

El berrinche por la mala atención de los bancos a sus clientes, aún me duraba cuando, a mediodía, llamó la abuela. Fue oir su voz y de mi boca salió un torrente de quejas, palabrotas y maldiciones, tan rápidas y seguidas que la abuela apenas me entendió. - "¿Los bancos hacen ésto?" - ¿Es que a ti no te ha pasado? - "No. Los que están en buenos barrios como el mio, nos tratan como personas pudientes que somos jejejejeje"

Esto era más de lo que podía aguantar. Cogí un cenicero y lo tiré con tanta rabia que la cristalera del balcón se abrió de par en par para que saliera hacia la calle. ¡Menos mal porque hubiese hecho añicos los cristales! 

Ayes lastimeros llegaron a mis oídos. Me asomé, en la calle había un hombre caído y sangrando. Bedulio estaba junto a él. -  ¿Has sido tú? (preguntó al verme) - ¡Dios me libre! ¿quién es? - El director del banco de la esquina... (iba a gritar ¡Toma ya! pero el Municipal siguió hablando) Tiene mala suerte, el pobre porque acaban de notificarle que será uno de los miles de empleados de banca despedidos. - ¡¡¡Oh, no! Jodíos mangantes!!! (grité) - Se dice magnates, boba de Coria (me corrigió EL Lope de Vega del barrio) Pero no rectifiqué. Sabía lo que decía.






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