lunes, 12 de abril de 2021

La tortilla

 Ha sido la primera vez que he visto a mi primer abuelito más enfadado que un mono, y todo porque dice que le he estropeado un sudario, exclusivo, de su amigo Balenciaga. - Tiene razón tu abuela cuando dice que no eres más tonta porque no te entrenas. - ¡Abuelito! -¿Es que no sabes aceptar una broma, boba de Coria

Desapareció de mi vista y me dejó mal cuerpo su último comentario. 

Salí al balcón a duras penas porque la cristalera no quería abrirme. - Con lo simpático que es tu abuelito no se merece la faena que le has hecho (me dijo la muy fresca) - Tampoco el árbol de la calle estaba de mi parte. Enrabietada, pensé que mejor que el árbol no me salude, así no tendré que aguantar sus conciertos ¡ni que fuese la Caballé!

La dichosa telepatía funcionó y, para fastidiarme, el árbol cantó todo el día a grito pelado y solo para mi. Tengo la cabeza como un bombo y estoy por tomarme una tortilla de aspirinas... ¡Tortilla! Eso voy a comer. Y con cebolla.

Pascualita saltó hasta la encimera de la cocina para no perderse el espectáculo a pesar de estar, también, de morros conmigo. 

Desde el minuto uno estuvo claro que iba a hacerme sabotaje porque saltaba en plan bomba dentro del bol y al final había más huevo fuera que dentro. Terminé colocándola en la estantería con Pepe. Donde no saltó fue al aceite donde se pochaban las patatas. No es tonta.

 A la Cotilla los ojos le hicieron chirivitas al ver la tortilla - ¡Hombreeeee, cambio de menú! - Pero cuando me disponía a repartirla, la Cotilla abrió los ojos espantada al ver el meneo de ésta. 

- ¿No me digas que tu primer abuelito... está ahí dentro? - No creo... - Pero sobraban las explicaciones porque la Cotilla huía escaleras abajo batiendo récords absolutos de velocidad a pesar de sus muchos años.

Destrocé la tortilla y allí estaba la puñetera sirena más muerta que vida, medio cuajada. ¿Cuándo saltó al bol? ¡Yo qué sé! El caso es que, en lugar de hacer una tortilla de aspirinas, la hice mixta de "carne" y pescado milenario. 

Tardó poco en recuperarse y, entre sorbos de chinchón, dimos buena cuenta de la tortilla.

 

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