viernes, 9 de abril de 2021

Las vecinas.

 

Aún me silban los oídos de la bronca que me echó la abuela. Me dijo de todo menos bonita.

_ "¡¿Cuándo te dije que invitaras "solo" a los hombres de tu escalera, boba de Coria?! - Pues cuando... - "¡¡¡NUNCA!!!" - Dijiste: invita a los vecinos y ... - "¡Y leches! ¿No entendías que me refería a ellas y ellos, alma cándida?" - Si lo hubieses dicho así, sí, pero... - "¡Aaaaaaaaaaaaayyyyy, Pascualita ¿por qué no serás tú mi nieta? ¿Me tomas por una política? ¿Crees que no tengo nada más que hacer que repetirme como el ajo?" - Bueno... ¡glub!... teniendo un mayordomo inglés... estooo... mucho trabajo no tienes... - "¡¡¡Te importará mucho lo que hago o dejo de hacer!!!" 

Y asomándose al balcón llamó a gritos, a través del móvil, a Geoooorge - "¡¡¡Arranca el rolls royce antes de que cometa un nieticidio, coñe!!!"

Mi primer abuelito, que subido a la lámpara, había permanecido mudo como lo que es, un  muerto con sudario de lo más chic, abrió la boca para decir: - ¡Jopé con tu abuela! sigue teniendo el mismo genio de antes. Cuando se enfadaba conmigo me ponía más firme que un general. ¡Cualquiera le tose!

- Ahora no sé qué hacer. Nadie me saluda por la escalera... ¡snif!... - Invíta, solo, a las vecinas a merendar. - No querrán venir. - ¿Qué no? con tal de fisgar para luego criticar, no faltará ni una.

- ¿Cuándo dices vecinas, no quieres decir también vecinos, verdad? - Verdad. 

Repartí invitaciones en los buzones, Por la mañana preparé una coca y al ir a ponerle azúcar por encima una vez echa, no lo encontré. La Cotilla se preparaba para ir a "limpiar" los cepillos de las iglesias que tocaban este día y le pregunté - ¡¿Ha cogido usted el azúcar glas?! - Sí. Está en la mesita de noche ¡cógelo tú! 

Vinieron todas las vecinas. Súper arregladas. Los ojos muy abierto escudriñándolo todo. La tensión flotaba en el aire... Sobre la mesa del comedor estaba la coca, la botella de chinchón y la cafetera. Al sentarse, nos quitamos las mascarillas y poco después no quedaban ni las migas de la coca. El café se había terminado y el chinchón llevó el mismo camino.

Al final tuve que echarlas. - ¡¡¡A mear a vuestras casas, locas!!! - ¡Aaaaaaaaayyyyyy, que panzada de reir! Que bien lo pasamos.

 

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